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martes, 13 de agosto de 2019

Y siguen los muros

Por Alexander Cabezas, Costa Rica (1)

El Muro de Berín - Imagen de Samuel Noriega en Pixabay
¡Cayó el Muro de Berlín...! Fue la noticia más importante que circuló en el mundo entre los días 9 y 10 de noviembre de 1989.

Este muro erguido por más de 28 años, separó a hermanos, familiares y amigos, dividiendo a Alemania en dos (2). Fue un intento por desmembrar a la ya azotada nación que había sido repartida como despojo de guerra entre los ganadores de la Segunda Guerra Mundial y, sesgó a un pueblo que a decir verdad era quien se encontraba en el medio.

El Muro de la Vergüenza como también se le llamó, fue testigo de más de cien personas masacradas por cometer su único crimen… ¡Tratar de brincarlo!

Lo cierto es que hoy día otras murallas se mantienen tan firmes como los cimientos que sostienen sus intenciones, entre ellos están:

El Muro de la Tortilla, como coloquialmente se le conoce. Construido con el propósito de detener a los emigrantes latinos a territorio estadounidense. Ha cobrado más vidas juntas, que el Muro de Berlín en todos sus 28 años de existencia. Según algunas fuentes, cerca de 3 mil personas han muerto buscando “trepar al sueño americano”.

La Valla Palestina. Es una barrera levantada por el gobierno de Israel que separa a los colonos palestinos. Pese a la severa declaración de la Corte Internacional de Justicia, de que este muro atenta contra los derechos humanos, el gobierno Israelí ha hecho caso omiso por derrumbarlo.

El muro de Irlanda, separa a la nación en dos grandes bloques, paradójicamente a los evangélicos y los católicos.

Tal como precisó Eduardo Galeano, escritor uruguayo al referirse en su pensamiento “Muros”: “Otros muros han brotado y siguen brotando en el mundo y aunque son muchos más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada”.

Me doy cuenta que no todos los muros tienen la intención de servir como estructuras de demarcación o protección. Dialécticamente hablando, un muro marca un estatus: “los de adentro” y “los de afuera” y por lo general son los de condición más vulnerable quienes estarán en el peor de ambos lados.

Además, hay otras barreras invisibles a la vista humana, pero perceptibles en sus manifestaciones cuyo fin es el mismo: separar, dominar, aislar, incomunicar o imponerse ideológicamente sobre otros.

¿Qué decir de aquellos otros muros que impiden el acceso a la educación, a la salud y a los servicios básicos a millones de personas que se encuentran en extrema pobreza en nuestra ya avasallada América Latina? O ¿qué de aquellos otros que se levantan con la indiferencia social?

Martin Niemöller, pastor luterano alemán, junto con Dietrich Bonhoeffer, ambos fundadores de la Iglesia Confesante durante la resistencia contra los nazis, en uno de sus sermones hablaba sobre los resultados que causa la indiferencia cuando paraliza nuestra conciencia:
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los socialistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar..

Por último, ensanchamos nuestros muros cuando juzgamos a otros por su color de piel, nacionalidad, etnia o posición social.

Todas aquellas barreras que cortan los sueños, contienen la justicia, oprimen a nuestros semejantes, promueven la indiferencia, son muros que nacen en lo recóndito de nuestros corazones, de allí a cristalizarse en bases de hormigón, hay tan solo un paso.

Qué Dios nos encuentre derrumbando muros, y construyendo la paz, antes que erguiéndolos.

Notas:

(1) Tomado del libro Spiro 2015. Editorial BBB Producciones, San José, Costa Rica.
(2) Nota del editor: En un día como hoy, el 13 de agosto de 1961, se da inicio a la construcción del Muro de Berlín. El Muro formó parte de la frontera de las "dos Alemanias" hasta el 9 de noviembre de 1989.

Sobre el autor:

Alexander Cabezas Mora es costarricense, master en Liderazgo Cristiano y en Teología. Se ha desempeñado como conferencista, pastor adjunto, profesor de varios seminarios teológicos y consultor en materia de niñez y adolescencia para varias organizaciones internacionales. A participado como escritor y coescritor en varios libros entre ellos, Huellas, Spiro, Entre los Límites y los Derechos, Disciplina de la Niñez, En sus manos y nuestras manos, la co-participación de la niñez y la adolescencia en la misión de Dios y Oración con los ojos abiertos.

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