Imagen: Rollos del Mar Muerto (dominio público, enlace ) Arqueología  es recobrar el pasado de pueblos y culturas anteriores a nosotros por  medio del descubrimiento, registro, estudio sistemático e interpretación  de los materiales existentes que dejaron. Estos materiales consisten en  variados tipos de documentos escritos, objetos de la vida cotidiana y  testimonios no escritos de distintas épocas y culturas.
Abarca, por lo tanto, dos actividades: descubrimiento e  interpretación. La meta de ambas es comprender la vida y tiempo de los  individuos y comunidades de un lugar particular. En este trabajo de  descubrimiento e interpretación, la arqueología nos ofrece, por un lado,  una corroboración general del contexto histórico y cultural de la  Biblia; por el otro, ofrece una corroboración particular de elementos  específicos narrados en la Biblia.
Casi todos los principales arqueólogos bíblicos coinciden en señalar  que el propósito principal de la arqueología no es ni demostrar, ni  probar, ni defender la Biblia y sus enseñanzas. El objetivo es  entenderla mejor. “El aporte de la arqueología al estudio de la Biblia  es que arroja luz sobre el escenario histórico y cultural en que tienen  lugar los sucesos que indican la intervención de Dios al desenvolverse  sus planes para la redención del hombre”. [Báez-Camargo, pp. 18-19.] De  modo que el propósito principal de la arqueología, en los estudios  bíblicos, no es confirmación sino iluminación. El objetivo es entender  la Biblia, no defenderla. La arqueología cumple en realidad su propósito  cuando amplía nuestro conocimiento del contexto histórico y cultural en  el cual un acontecimiento o relato bíblico se coloca. [Hahn, p. 187.]  “La arqueología nos ha dado, ante todo, un fuerte sentido de la realidad  histórica de los sucesos y los personajes de la Biblia”. La historia,  con la ayuda de la arqueología, planta sus pies en el suelo.  [Báez-Camargo, p. 12.]
¿En qué nos ayuda la arqueología como estudiantes de la Biblia?
1. La Biblia no es un libro de mitos y leyendas. No se centra  en una serie de enseñanzas morales, espirituales y litúrgicas. Es el  relato de un pueblo y personas concretas que vivieron en momentos  históricos concretos. Con relación a esto, es importante señalar cómo la  arqueología no solo corrobora el dato bíblico, sino que lo completa y  aclara más. Una crónica babilónica del British Museum no solo confirma  el relato bíblico de que Nabucodonosor tomó por primera vez Jerusalén en  el 597 a.C. (2 R 24.8 17), sino que da el día de la conquista: 16 de  marzo de ese año. [Haag, p. 200.]
Por lo tanto, una de las grandes ayudas de la arqueología ha sido el  ayudar a colocar los relatos de la historia del pueblo de Dios en los  distintos contextos históricos a los que pertenecen. Nos ayuda a ver la  historia bíblica como parte de la historia universal.
1.2 Mesolítico (10.000 7000 a.C.)
1.3 Neolítico (7000 4000 a.C.)
1.4 Calcolítico (4000 3200 a.C)
2.1 Bronce antiguo (3200 2500 a.C.)
2.2 Bronce medio (2500 1550 a.C.)
2.3 Bronce tardío (1550 1200 a.C.)
3.1 Hierro antiguo (1200 900 a.C.)
3.2 Hierro tardío (900 586 a.C.)
4. DE LA CAÍDA DE JERUSALÉN HASTA HERODES
4.1 Babilonia y Persa (586 300 a.C.)
4.2 Griegos y asmoneos (300 1 a.C)
5. ÉPOCA DEL NUEVO TESTAMENTO.
2.  En relación con lo anterior, la arqueología nos ayuda a ser más  cuidadosos con nuestras afirmaciones y conclusiones al estudiar el texto  bíblico. Es ya muy conocido el ejemplo de los dos primeros capítulos  del Génesis. Hasta mediados del siglo pasado la opinión común era que el  mundo fue creado en 6000 o 4000 años a.C. El arzobispo inglés Usher  llegó a tal grado de certidumbre que fechó la creación del hombre en el  4004 a.C. En la actualidad, prácticamente nadie apoya esas fechas. Los  estudios contemporáneos han encontrado fósiles humanos de hace un millón  de años. Las excavaciones arqueológicas comprueban la existencia de  Jericó desde 7000 a.C.
Por otro lado, los descubrimientos arqueológicos impiden que saquemos  conclusiones precipitadas en la lectura de algunos datos históricos. Por  ejemplo, en Génesis 21.34 y 26.1 la referencia a los filisteos es sin  duda una alusión anacrónica de esta gente que se estableció en la costa  sur de Palestina cinco o seis siglos más tarde. En la época patriarcal,  los filisteos no habían emigrado de su lugar de origen: la isla de  Creta. [Wright, p. 58.]
La arqueología también nos ayuda a conocer el significado de palabras  y expresiones que hasta ahora habían permanecido oscuras o mal  traducidas en nuestras traducciones y versiones. Por ejemplo, la RVR en 1  Reyes 10.28 dice: “Y traían caballos y lienzos a Salomón”. Sin embargo,  dice Edwin Yamauchi: El comercio de Salomón con otras regiones ha  estado oscurecido por una mala traducción en la mayoría de las  versiones. La palabra que se tradujo en nuestras versiones por  “lienzos”, realmente significa “de Cilicia”. [Yamauchi, p. 72.] Una  versión más contemporánea dice así: “Los caballos de Salomón provenían  de Cilicia” (NBE).
3. La arqueología también nos ayuda a colocar a Israel (por ejemplo)  en el mundo cultural y religioso de su época. El descubrimiento de  escritos de pueblos y países vecinos y contemporáneos del Antiguo  Testamento nos permiten ver cuánto compartió o no Israel con la cultura,  creencias, modos de vida y literatura de otros pueblos.
Es muy revelador considerar los varios datos ofrecidos por los  descubrimientos de escritos procedentes de la época patriarcal con  relación a la adopción, al matrimonio y a ciertas prácticas religiosas.  Por ejemplo, en Génesis 31.19,30,34,35, según las tablas de Nuzí, poseer  los dioses domésticos o terafim era de gran importancia, porque no solo  garantizaban una vida próspera, sino que aseguraban, a quien los  tuviera en su poder, la posesión de la herencia. Eso explica por qué  Raquel decidió apropiarse de los ídolos de su padre. [Wright, p. 63.]
En 2 Reyes 20.7 se habla del cataplasma de higos usado para curar la  llaga del rey Ezequías. Entre los textos de Ugarit se ha hallado un  manual para veterinarios y uno de los medicamentos mencionados en él es  la “cataplasma de higos viejos”. [Báez-Camargo, p. 138.]
4. La arqueología no solo ayuda a recobrar el contexto histórico  general de Israel (o de la iglesia en el Nuevo Testamento), sino también  a colocar a Israel en el contexto de su historia religiosa. Es  sorprendente ver cómo hasta relatos de milagros pueden ser iluminados  por los descubrimientos arqueológicos (por ejemplo, las diez plagas de  Egipto). [Wright, pp. 78-79.]
5. Los descubrimientos arqueológicos apoyan, en un buen número de  casos, los datos que ofrecen los textos bíblicos. Por ejemplo, 1 Samuel  13.19 22 dice que los israelitas dependían de los filisteos para el uso  de herramientas de hierro. Una cuidadosa comprobación de los yacimientos  de hierro y de su entorno ha demostrado que los primeros que utilizaron  el hierro en los siglos 11 y 10 a.C. fueron los filisteos. [Haag, p.  201.] En 1 Reyes 6.36 se describe cómo se construyó el atrio interior  del templo. Este tipo de construcción que pone una hilera de vigas de  madera por cada tres hileras de piedras labradas se empleó también en el  segundo templo (Esd 6.4); las excavaciones arqueológicas lo han  encontrado en otros lugares del Próximo Oriente Antiguo. Probablemente  se trata de una forma de proteger el edificio contra los terremotos.  [Haag, p. 202.]
6. Descubrimientos como los de Ras Shamra, Qumrán y Ebla, ofrecen no  solo información sobre el contexto histórico, político, cultural y  religioso, sino que, por la gran cantidad de documentos escritos, se han  convertido en fuente importante para estudios literarios y  lingüísticos. Los estudios del ugarítico han demostrado ser importantes  para entender el hebreo bíblico en asuntos de estructura lingüística,  sintaxis, problemas textuales y poesía. Qumrán ha hecho un gran aporte  al ofrecernos escritos bíblicos cuya antigüedad es mil años anterior a  la de los usados para el texto hebreo del Antiguo Testamento. Esto es  esencial para la crítica textual. Los descubrimientos de Ebla nos  permiten hacer estudios comparativos de nombres personales que hasta  ahora solo se encontraban en la Biblia. Esto permitirá refinar más el  conocimiento de la historia del Antiguo Testamento en tiempos  patriarcales. El eblita (un idioma semítico familiar del hebreo) será de  gran ayuda para acercarse mejor al significado de 1700 palabras que  solo aparecen una vez en hebreo y que se usan en Ebla en profusión.
7. Los descubrimientos y los estudios continuos de ellos abren nuevas  posibilidades que refutan o apoyan viejas teorías. Tal es el caso de la  ocupación de la tierra de Canaán por parte de los israelitas. Los  relatos bíblicos no permiten obtener un cuadro uniforme. Y los  resultados obtenidos de la arqueología y otras ciencias auxiliares han  dado pie a tres teorías para explicarla:
1. La ocupación pacífica de la tierra (escuela de Alt y Noth).
2. La conquista violenta (Albright).
3. Revolución interna (Mendenhal, Gottwald, Bright).
Hoy por hoy la arqueología parece considerar más coherente la tesis de Mendenhal.
Junto con los métodos científicos desarrollados para los estudios  arqueológicos, tenemos que tomar en consideración los límites de la  arqueología.
Por más avance que haya en las técnicas de fijación de fechas,  siempre es grande el margen de error. Hay muchas eventualidades que el  arqueólogo no puede controlar.
Por ejemplo, en la excavación de los montículos (tells), un nivel  completo de establecimiento humano se pudo haber perdido por causa de la  erosión, o porque un pueblo se movió del lugar donde existieron otros  pueblos, y siglos después los descendientes retornaron.
Además, la información recabada por el arqueólogo siempre será  incompleta porque ningún sitio se excava en forma total. Razones:  excavar un sitio en su totalidad exige costos astronómicos; el  arqueólogo sabe que debe dejar partes no tocadas para la posteridad (en  espera de mejores métodos); no se excava todo para evitar gastos  económicos y de tiempo para que al final solo se recabe información  repetitiva.
Dentro de los límites de la arqueología tenemos que considerar los  diferentes períodos que toca el relato bíblico. Los descubrimientos  arqueológicos han dado y pueden dar información y luz sobre ciertos  elementos dentro de la narración bíblica; sin embargo, el estudioso de  la Biblia se contentará con los datos humanamente alcanzables.
Esto se torna más problemático si se considera que mientras que la  arqueología provee información objetiva y concreta sobre un hecho o un  pueblo, ésta no puede ayudarnos mucho en aquellas afirmaciones bíblicas  que se hicieron, no para referirse en forma objetiva y directa sobre un  suceso, sino que son interpretaciones o declaraciones doctrinales sobre  tal suceso. Sobre esto, el estudioso de la Biblia debe saber hacer una  clara diferencia entre una información que refiere a un dato  corroborable por la arqueología y una declaración cuya intención no es  el dato científico, sino la alabanza, la confesión de fe o la reflexión  teológica.
Todo esto señala que para recobrar o encontrar la verdad bíblica, la  arqueología no está sola. El estudiante de la Biblia necesita echar mano  de otras ciencias auxiliares. En el estudio de la Biblia es casi  indispensable estar familiarizado con los diversos géneros y formas  literarias. Estos, junto con otros elementos, ayudan a descubrir cuál  fue la intención del autor. Así, de antemano, el estudiante no se  acercará a la Biblia y a la arqueología temeroso de que una contradiga a  la otra. Ningún arqueólogo bíblico responsable y serio hace sus  investigaciones tratando de probar o desaprobar el mensaje bíblico.
Descubrimientos que han hecho hito en los estudios bíblicos
1. La inscripción de Behistún (1835). Tallada en la roca, en  tres idiomas, con caracteres cuneiformes. Abrió las posibilidades para  el desciframiento de escritos cuneiformes: se le conoce como “la clave  para otras claves”.
2. La estela moabita (1868). La estela contiene el relato  del triunfo de Mesa, rey de Moab, contra Ahab y Joram, reyes de Israel.  La inscripción proviene de la edad del Hierro Tardío (c. 840 a.C.). Su  importancia en los estudios bíblicos es triple: (1) Ayuda para los  estudios de escritura antigua (paleografía). El idioma moabita es  pariente cercano del hebreo bíblico. Una comparación de ambos ayuda a  entender el estilo de escritura hebrea en aquella época. Ayuda a fijar  la fecha de otras inscripciones y escritos al comparar el estilo de las  letras. (2) La estela de Moab ofrece también ayuda en el campo religioso  al darnos una perspectiva particular sobre el dios Molec. (3) El valor  histórico se da al corroborar un acontecimiento histórico narrado en la  Biblia (2 R 3.1 27).
3. El imperio hitita (1871, 1906). Lo más importante es el  descubrimiento en 1906 del archivo estatal hitita con más de 20.000  textos cuneiformes, parte acadio y parte hitita. La interpretación de  los textos hititas se inició en 1915. Lo más importante del  descubrimiento de estos textos son los tratados de vasallaje o de  soberanía. El modelo que siguen aparece de una u otra manera en varias  partes del Antiguo Testamento. Desde los estudios de Mendenhal, estos  tratados han ayudado a comprender mejor el importante tema de la alianza  (pacto) en el Antiguo Testamento. Varios elementos culturales de la  época de los patriarcas han sido iluminados por estos descubrimientos.
4. El código de Hamurabi (1901). La estela que contiene el  código de leyes fue descubierta en 1901 por arqueólogos franceses. Lo  escribió Hamurabi, rey de Babilonia. Este rey vivió unos cuatrocientos a  quinientos años antes de Moisés. Hay mucha similitud entre las leyes de  Hamurabi y Moisés. En el texto de Hamurabi aparece la ley del talión.  Este descubrimiento ayuda a los estudios bíblicos a ubicar las leyes  mosaicas en un contexto más amplio y a abrir los ojos a muchos  escépticos que no aceptan la antigüedad de las leyes mosaicas. Por otro  lado, las leyes de Hamurabi permiten reconocer la diferencia entre leyes  de carácter general y universal, y aquéllas propias del pueblo de Dios.
5. Nuzi y Mari (1925 y 1936). En Nuzi se descubrieron más de  20.000 tablillas provenientes del siglo 15 a.C. De la misma época son  las de Mari (más de 20.000). Ambos descubrimientos han arrojado luz  sobre el contexto histórico y cultural de los patriarcas; los relatos  sobre la relación de Abraham y Hagar (Gn 16); la de Jacob y Bilah (Gn  30); la adopción de un esclavo como heredero (Gn 15.2). Todos estos  casos son corroborados por las costumbres de los contemporáneos de  Abraham, narradas en las tablillas de Nuzi.
6. Ras Shamra (Ugarit) (1929). El descubrimiento de  innumerable cantidad de tablillas escritas en ugarítico ayudó a tener un  cuadro bien completo y claro de la cultura y religión cananita. Con los  relatos mitológicos de Ras Shamra y el cuadro que describe la Biblia,  ahora podemos comprender mejor por qué la Israel del Antiguo Testamento  dejó tantas veces a Yavé por seguir a “otros dioses”. Los estudios de  Frank M. Cross y otros son apenas un botón de muestra de lo  imprescindible de este descubrimiento para comprender el fondo religioso  teológico del Antiguo Testamento. Además, el ugarítico, al ser un  idioma similar al hebreo, ha ayudado a comprender palabras  incomprensibles del hebreo bíblico. Una de las más grandes ayudas se ha  dado en el estudio de la estructura literaria y gramatical de muchos  salmos. Se sabe ahora que los salmos reflejan la idiosincrasia del  lenguaje poético y la estructura de los pueblos asentados en Canaán.
7. Las cartas de Laquish (1935). El cuarto del centinela del  antiguo fuerte de Laquish proveyó 21 fragmentos de tiestos. En ellos se  describe, con lujo de detalles, los últimos días de Judá. Estos  escritos se hicieron en la premura y peligro de ataque. Se acercaban los  ejércitos babilónicos. El centinela garabateó la mala noticia en  pedazos de barro. Este descubrimiento es importante para los estudios  bíblicos porque habla de un profeta que proclamó un mensaje de  advertencia. Este profeta es, sin duda, Jeremías. Varias de las  expresiones en los escritos de Laquish aparecen en los escritos de este  profeta (Jer 6.1; 38.4; cf. 34.7). Las cartas de Laquish ofrecen fuerte  evidencia que corrobora la historicidad del cautiverio y el exilio. Son  también importantes para la paleografía porque muestran cómo se escribía  el hebreo en aquel tiempo.
8. Los rollos del mar Muerto (1947). Este es el  descubrimiento arqueológico más conocido de los tiempos modernos. Las  excavaciones en el sitio (Qumrán) han dado información sobre la vida y  costumbre de la secta judía conocida como esenios. Lo más importante de  todo ha sido el descubrimiento de gran cantidad de rollos o fragmentos  de ellos (más de 600). Estos rollos habían sido guardados en once  cuevas. La secta judía esenia vivió entre el siglo 2 a.C y el siglo 1  d.C.
Son varias las contribuciones de este importante descubrimiento:
8.1. Todos los libros del canon hebreo se encontraron en Qumrán,  excepto el libro de Ester. Esto no solo presenta ciertos datos  interesantes sobre el canon, sino, sobre todo, ofrece para los eruditos  un texto hebreo mil años más antiguo que el usado en las ediciones  críticas (científicas) del hebreo bíblico. El estudio del texto de los  rollos permite conocer la diversidad de tradiciones textuales y así  poder evaluar mejor el Texto masorético (TM). Es importante saber que  varios de los rollos y fragmentos están más cerca de la traducción  griega conocida como Septuaginta (LXX) que del TM.
8.2. Qumrán ofrece ahora los escritos en idioma original de varios  libros deuterocanónicos, solo conocidos en griego. Tobías en arameo y el  Eclesiástico en hebreo.
8.3. Se han descubierto algunos Targumes (traducciones de libros  bíblicos al arameo). Por ejemplo, el Targum de Job, escrito en el siglo 2  a.C. Con ellos el erudito puede reconstruir el hebreo que sirvió de  base a la traducción aramea. Además, ayudan a entender la historia de la  interpretación pues nos muestran cómo se entendió un pasaje específico  en aquellos tiempos.
8.4. Se descubrieron una gran cantidad de libros conocidos como  Pseudo epígrafos (Enoc, Jubileos, El Testamento de los doce patriarcas).  Ahora tenemos, en arameo y hebreo, libros que antes solo se conocían en  traducciones etíopes del griego. Estos libros son de suma importancia  para reconstruir la diversidad del pensamiento teológico del judaísmo  intertestamentario y del primer siglo. Mucha de esta teología se refleja  en varios libros del Nuevo Testamento.
8.5. Por último, muchos de esos rollos son documentos escritos por  los esenios mismos (Manual de Disciplina o Regla de la comunidad, Regla  de la congregación, Documento de Damasco, comentarios bíblicos, salmos,  entre otros). Ahora tenemos la oportunidad de conocer en detalle los  rasgos teológicos de una de las sectas principales del judaísmo. Los  estudiosos han encontrado una enorme cantidad de rasgos comunes entre  los esenios y el Nuevo Testamento.
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Entorno histórico cultural y textos extrabíblicos
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Sobre el autor: 
El Dr. Edesio Sánchez Cetina, mexicano, es miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana y consultor de Sociedades Bíblicas Unidas. Fue el coordinador de la traducción «Biblia en lenguaje actual». Tiene un doctorado en Antiguo Testamento del Union Theological Seminary, Richmond, Virginia, EE.UU.
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