Lo que me preocupa es la frialdad, el poco interés y hasta la apatía de algunos creyentes y sectores de la iglesia quienes creen que su deber es mantenerse a raya y guardando silencio para no enturbiar el “buen testimonio de cristianos pacifistas”. Estos son los que se quedaron con la primera interpretación de “poner la otra mejilla” sin mayor análisis contextual de este importante principio bíblico.
La visión bíblica de los derechos humanos ofrece una perspectiva reflexiva sobre lo que es la dignidad humana y la justicia social, lo cual es particularmente relevante en países donde los regímenes han oprimido al pueblo entre ellas Nicaragua Venezuela y Cuba. Menciono estos países pues son las que más he frecuentado.
El caso en Venezuela es tan evidente el cinismo que incluso muchos de los simpatizantes de este régimen totalitario han tenido que permanecer en silencio ante el evidente fraude del escrutinio electoral que se llevó a cabo hace unos pocos días.
Ahora el gobierno promete nuevas medidas represivas, cárcel a quien intente levantar su voz contra ellos. Esta actitud se da particularmente donde la vida humana es recortada, oprimida y, en muchos casos, aniquilada, lo que representa una antítesis de la libertad e igualdad que Dios anhela para el ser humano.
¿Acaso no es la iglesia la encargada de continuar propagando el mensaje profético de denuncia que encarna la Biblia?
Identificarnos con el rol profético en cuanto a la justicia, defensoría, protección, entre otros, no es solo un discurso político, sino una genuina acción de servicio y entrega.
La opresión del pueblo bajo un gobierno dictatorial encuentra un eco también en el relato del Éxodo, donde la falta de derechos, recursos, la explotación y la violencia marcaron la vida de los hebreos, más Dios los liberó de la esclavitud.
Este acto de liberación no sólo marcó la historia del pueblo, sino que también estableció un precedente divino de justicia social, derechos humanos, resistencia y esperanza.
El liderazgo y las comunidades de fe tienen un papel crucial que desempeñar en esta lucha. Siguiendo el ejemplo de los profetas bíblicos, al intentar concientizar al pueblo y promover la solidaridad y la acción comunitaria. La fe debe ser un motor poderoso de cambio y denuncia.
Por otro lado, la neutralidad no es una opción y aunque se diga lo contrario, la neutralidad es una posición que se asume y el peligro que se corre es que esa pasividad es la que aprovecha el mal para continuar perpetuándose. ¡La historia nos enseña que la neutralidad es la antesala de la complicidad!
En Efesios 5:11 el apóstol Pablo exhorta a asumir una postura a no conformarse con el mundo, sino a ser luz en medio de las tinieblas y esta denuncia se refiere a oponerse al mal, al pecado y a todo lo que va en contra de la voluntad de Dios. Es una llamada a no ser cómplices de la injusticia y a trabajar activamente por la luz y la verdad.
El pastor luterano, Martin Niemöller, cofundador del Movimiento de la Iglesia Confesante junto con Dietrich Bonhoeffer, durante la Alemania fascista de Hitler, en uno de sus pensamientos compartía los resultados que causa la indiferencia, cuando esta cercena la conciencia:
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los socialistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.
El momento actual demanda una respuesta firme y consciente por parte de todos los sectores que valoran la justicia y la dignidad humana. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a marcar la diferencia desde los mismos espacios que tenemos a nuestro alcance. Por lo tanto, hagamos un esfuerzo consciente para ser agentes activos de transformación, inspirados por la fe y comprometidos con la lucha por un mundo donde la dignidad y los derechos humanos sean respetados y promovidos por un mundo mejor.
Sobre el autor:
Alexander Cabezas Mora es costarricense, master en Liderazgo Cristiano y en Teología. Se ha desempeñado como conferencista, pastor adjunto, profesor de varios seminarios teológicos y consultor en materia de niñez y adolescencia para varias organizaciones internacionales. A participado como escritor y coescritor en varios libros entre ellos, Huellas, Spiro, Entre los Límites y los Derechos, Disciplina de la Niñez, En sus manos y nuestras manos, la co-participación de la niñez y la adolescencia en la misión de Dios y Oración con los ojos abiertos.
¿ALGO QUE DECIR? COMENTA ESTE ARTÍCULO MÁS ABAJO CON FACEBOOK, BLOGGER O DISQUS
No hay comentarios.:
Publicar un comentario