En varios debates que se han dado en estos días sobre diversos temas sensibles –interrupción voluntaria del embarazo, leyes de igualdad de género, etc.-, hay un tipo de discurso muy presente en legisladores (creyentes o no), representado en las siguientes frases: “no podemos interponer nuestras creencias religiosas en estos asuntos” o “creo en Dios/soy cristiano/a, pero no puedo poner mi fe encima de estos temas”. Bien, de alguna manera lo entiendo. Ahora, ¿acaso una identidad o creencia
religiosa implica necesaria e irremediablemente posicionamientos que vayan en contra de estos proyectos? ¿Por qué hacer tal distinción? ¿Desde cuándo una creencia religiosa debe quedar de lado, en nombre de la laicidad, porque no tiene punto de encuentro con estas agendas? Como cristianos/as, y partiendo desde la centralidad en la protección de la vida y la dignidad humana, hay quienes creemos, al contrario de lo que se endilga con esas frases, que es obligación y responsabilidad apoyar este tipo de propuestas de ley, desde una agenda de derechos humanos.
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Tengamos cuidado, inclusive quienes somos creyentes, de no seguir promocionando este estigma que vincula falsamente el conservadurismo o fundamentalismo con lo religioso (a pesar –lo reconozco- de que esas voces sean las mayoritarias), en nombre de la “laicidad” (o mejor dicho, un modo de comprenderla). No olvidemos la complejidad del asunto.
Primero, quienes vinculan una agenda moral específica con una creencia religiosa, están cometiendo un gran error ya que no existe (o no debería existir) tal relación, al menos en términos absolutos. Una creencia religiosa implica una ética social y personal, pero que puede tener un conjunto incontable de posicionamientos morales.
Segundo, los legisladores que apelan por la laicidad del Estado, también deberían ser cuidadosos de hacer este tipo de vinculaciones, desconociendo la pluralidad de opiniones y perspectivas dentro del campo religioso.
Tercero, desde una visión más estratégica, los dirigentes políticos deberían familiarizarse y trabajar más articuladamente con voces alternativas y heterodoxas del campo religioso, con el propósito de hacer frente a estos discursos neoconservadores que en muchos casos distan de seriedad y profundidad tanto religiosa como teológica.
Sobre el autor:
Nicolás Panotto es Director general del Grupo de Estudios Multidisciplinarios sobre Religión e Incidencia Pública (GEMRIP) Licenciado en Teología por el IU ISEDET, Buenos Aires. Doctorando en Ciencias Sociales y Maestrando en Antropología Social por FLACSO Argentina.
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