El empleo del Antiguo Testamento en la interpretación bíblica | Por Juan Stam - El Blog de Bernabé

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lunes, 1 de agosto de 2011

El empleo del Antiguo Testamento en la interpretación bíblica | Por Juan Stam

El empleo del AT en la interpretación profética

Se suele entender "profecía" sólo como vaticinio, predicción de sucesos futuros, olvidando que la profecía era (y es) en primer lugar una palabra viva de Dios, un mensaje al pueblo de Dios para su obediencia fiel.1 Era discurso oral, a menudo de plaza pública, estrechamente relacionado con los sucesos de ese tiempo. Claro, incluía el anuncio de eventos futuros, pero no era profecía sólo por predecir, ni la predicción del futuro era su propósito esencial.2 La profecía es profecía porque en ella Dios habla directamente al corazón y a la conciencia de su pueblo, exigiéndole rectitud. verdad y justicia. Claridad sobre esto es fundamental a la buena interpretación del mensaje profético de las escrituras hebreas.

No hay principio más fundamental para la interpretación bíblica que la ley del contexto. Sin embargo, en la tradicional argumentación profética se suele citar docenas de textos aislados sacados del Antiguo Testamento, sin ubicarlos en su contexto histórico. Suelen ser frases sueltas, como caídas del cielo para apoyar argumentos y esquemas inventados en nuestra era moderna. Puede parecer convincente, pero nunca debemos aceptar sin cuestionamiento esos textos de prueba descontextualizados. Mejor un solo texto bien interpretado que una fila de veinte referencias o frases aislados.3

En esta breve reflexión intentaré ilustrar estos principios metodológicos con algunos ejemplos de las mismas escrituras hebreas:

Jeremías 31:21-40: Aquí Yahvéh promete hacer un nuevo pacto con la casa de Israel (31-34) y asegura, en términos muy enfáticos, que Israel siempre estará como nación delante de él y que Jerusalén será reconstruida (35-40).4 El pasaje es parte del "pequeño libro de consolación" (Jer 30-33), un mensaje de esperanza en medio de las denuncias y juicios que predominan en este libro. Israel, con su desobediencia y su idolatría, ha invalidado el gran pacto con Dios (Jer 11.9-11; 31:32), pero Dios en su misericordia hará un nuevo pacto, muy superior al anterior, escribiendo la ley de Dios en cada corazón. Dios ha juzgado a Israel con exilio. pero volverá a bendecirlo como nunca antes.

En el Nuevo Testamento Jesús cita este texto, pero con un sentido muy diferente: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre" (Lc 22:20; 1Cor 11:25; Mt 26:28; Mr. 14:24; cf. Heb 9:15). Estas palabras de Jesús hubieran sorprendido a Jeremías: primero, porque el pacto se realiza por la sangre de Jesús derramada para la salvación nuestra, y segundo, porque Dios hace el nuevo pacto no con Israel sino con la iglesia, al celebrar la cena de su Señor. También la sorprendente promesa de escribir la ley en el corazón, de modo que no necesiten a mestro alguno (Jer 31:33-34) se cumple explícitamente en la iglesia (1Jn 2:27; Jn 6:45; Heb 10:16-17).5

¿Cumplió Dios su promesa a Jeremías? Jeremías esperaba un nuevo pacto "con la casa de Israel y con la casa de Judá", pero Dios hizo un nuevo pacto con la iglesia como nuevo pueblo suyo.6 Para Jeremías, el nuevo pacto consistiría en la obediencia espontánea al Señor, desde el corazón, y el conocimiento intuitivo de Dios, sin maestros (Jer 31:33-35). En la versión de Jeremías, el pacto no dependía de la sangre del Mesías ni se trataba de la salvación de los fieles en cambio, se cumplió como pacto de perdón y redención mediante la sangre derramada del Salvador. Dios sí cumplió, en plenitud, pero no como esperaba Jeremías.

¿Por qué no podría Jeremías profetizar el nuevo pacto como de hecho iba a ser? Por qué no pudo decir Jeremías a su pueblo que Dios haría nacer otro pueblo suyo, llamado "iglesia cristiana", redimida por la sangre del Cordero y reunida de todas las naciones, que celebraría su salvación como una nueva Pascua llamada "Santa Cena" o "Eucaristía"?

Respuesta: Todo eso no hubiera tenido nada que ver con el contexto histórico de Jeremías y su mensaje de esperanza. El mensaje profético se concentraba en lo que el pueblo necesitaba en ese momento, no en realidades futuras sin pertinencia actual y contextual. Por esa misma razón, los profetas hebreos no tenían por qué hablar de una segunda venida del Mesías, o de una futura "iglesia" después de su primera venida. Dios no tenía por que revelar a sus siervos realidades futuras que no tenían nada que ver con la situación del pueblo de Dios en aquel entonces.

Salmo 2: Este salmo, tan citado en el Nuevo Testamento, no era originalmente profético ni mesiánico, sino político. Fue escrito para celebrar la coronación de un nuevo rey. Como el rey se consideraba "hijo de Dios". el día de su coronación era como su nacimiento ("hoy te he engendrado"). Además, ya que la transición a un nuevo reinado tendía a ser un tiem de inseguridad e inestabilidad política, en que súbditos y aliados tendían a levantarse contra la nación, el salmo habla de esos levantamientos (2:1-3), el enojo del Rey contra esos rebeldes (2:12) y su victoria aplastante sobre ellos (2:5,9-10).

Mucho más adelante este salmo recibió una interpretación mesiánica, de acuerdo con varios de sus conceptos claves (2:2, su ungido el Rey; 2:7-8, herencia universal, etc).7 Pero según la antigua manera de citar textos anteriores, no todos los detalles tenían que corresponder a la nueva relectura. La frase, "hoy te he engendrado", se aplicaba específicamente al Rey en su día de coronación, pero de ninguna manera se aplica al Logos (el Verbo) como Hijo eterno de Dios (de ahí el error de los Testigos de Jehová). Y la ira del Rey (2:12, cf. 2:4) y la destrucción aplastante de sus enemigos tienen un sentido muy distinto cuando el salmo se aplica al Mesías.

Daniel 9:20-27: Este fascinante pasaje se ha prestado para una enorme cantidad de especulación y fantasía apocalíptica pero casi nunca se analiza en su contexto.8 El autor nos dice que en el primer año del rey Darío (539 a.C.) él estaba leyendo la profecía de Jeremías y quedó profundamente impactado por el pasaje que anuncia que Jerusalén estaría en ruinas durante 70 años (Jer 25:11; 29:10).9 Por alguna razón no totalmente clara, ese texto conmovió en Daniel una tristeza y un arrepentimiento muy profundos, que se articuló en una muy larga oración (9:4-19).10 El autor estaba preocupado por la condición de su pueblo, que ;el entendía como consecuencia de sus pecados. Le preocupaba el futuro de su nación y ciudad; nada indica que estuviera pensando en un futuro remoto o en el fin del mundo.

En medio de su ferviente plegaria y confesión de los pecados suyos y de la nación, el ángel Gabriel le interrumpió (9:20) para reinterpretar los 70 años de Jeremías como siete semanas de años, o sea 490 años (Dn 9:23-27). El primer paso para entender estos densos versículos consiste en corregir unas traducciones poco exactas que confunden la interpretación.11 La palabra "Mesías" en 9:25,26, que sugiere una referencia a Cristo, debe traducirse más bien "el ungido".12 La palabra hebrea MâShîaJ aparece 39 veces en el Antiguo Testamento y en ningún otro pasaje significa (o se traduce) "Mesías". En el Antiguo Testamento ese título no se aplicaba al esperado Salvador sino a los reyes (aun Ciro de Persia, Isa 45:1), sacerdotes y profetas. Para el esperado Salvador había otros títulos -- hijo de hombre, hijo de David, Siervo Sufriente etc -- pero nunca se llamaba "el Mesías" hasta cerca de 200 a.C.(1 Enoch 48:10). Aunque parezca curioso, en todo el Antiguo Testamento el Mesías no se llamaba "Mesías".

Otras dos traducciones de Reina-Valera pueden confundir la interpretación. La frase "hasta ungir al Santo de los santos" (9:24 RVR) podría entenderse de la persona de Jesús, pero es más bien una referencia al Lugar Santísimo del templo. La frase alude a la restauración del templo, junto con la de la ciudad, y se traduce mejor "consagrar el lugar santísimo" (NVI). Además, la frase "hasta que venga la consumación" en 9:27 (RVR) parece sugerir el fin del mundo. Se traduce mejor con "hasta que le sobrevenga [al desolador] el desastroso fin que le ha sido decretado" (NVI).13

Corregidos estos errores y bien traducido el pasaje, el texto no parece referirse a la venida de Cristo ni (¡mucho menos!) a la gran tribulación al final de la historia. Llama la atención que el Nuevo Testamento no hace la menor referencia a las setenta semanas, ni como profecía de la fecha del nacimiento de Jesús ni como profecía de la crucifixión ni de la gran tribulación,14 Eso indica que entendían que esa visión ya se había cumplido. Un amplio consenso de estudiosos, que incluye a muchos evangélicos (p.ej. F.F. Bruce), concuerda en que todo el pasaje describe la tiranía y sacrilegio de Antíoco Epífanes (175-163 a.C.).15 En el contexto, el propósito del pasaje es el de ayudar a los lectores a interpretar los sufrimientos del pueblo bajo Antíoco Epífanes.

Zacarías 14:1-5: Como último ejemplo, cito un texto dramático favorito de algunos "expertos" en profecía: "Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos... y el monte de los Olivos se partirá por en medio" (Zac 14:4). Es sensacional la imagen de un famoso cerro partido en dos, pero surge una primera pregunta: ¿Qué sentido puede tener esa enseñanza, para nosotros hoy y aun más para los lectores originales?Si no tiene un sentido claro, la interpretación es dudosa.

Es un pecado hermenéutico tomar una frase aislada, fuera del contexto del pasaje entero. Pongamos la lupa exegética al pasaje completo:
¡Jerusalén! Viene un día para el Señor [Yahvéh] cuando tus despojos serán repartidos en tus propias calles. Movilizará a todas las naciones para que peleen contra tí. Te conquistarán, saquearán tus casas y violarán a tus mujeres. La mitad de tus habitantes irá al exilio, pero el resto de l pueblo se quedará contigo.
Entonces saldrá el Señor [Yahvéh] y peleará contra aquellas naciones, como cuando pelea en el día de la batalla. En aquel día pondrá el Señor [Yahvéh] sus pies en el monte de los Olivos, que se encuentra al este de Jerusalén, y el monte de los Olivos se partirá en dos de este a oeste, y formará un gran valle, con una mitad del monte desplazándose al norte y la otra mitad al sur. Ustedes huirán por el valle de mi monte, porque se extenderá hasta Asal. Huirán como huyeron del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Entonces vendrá el Senòr [Yahvéh], acompañado de todos sus fieles (Zac 14:1-5 nvi]
Lo primero que llama la atención en este texto es que no es un pasaje mesiánico (como lo es Zac 9:9-17); el que viene aquí no es el Mesías sino Yahvéh mismo. Es evidente que aquí no se trata de la segunda venida del Señor Jesucristo sino de otra de las intervenciones de Dios mismo para rescatar a su pueblo. A esa situación corresponden los detalles del relato (saqueo de casas, violación de mujeres, exilio masivo), no al Armagedón ni a la parousía de Jesús. Eso es el sentido también de la rajadura del monte de los Olivos, con todos sus detalles geográficos: el propósito es de quitar el cerro, como obstáculo a la fuga, y abrir un camino para la huida rápida de los judíos cuando las naciones enemigas atacan.

Este detalle tampoco debe tomarse literalmente. Es un pasaje paralelo con Isaías 40:3-4:
Preparen en el desierto un camino para Yahvéh,
enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios.
Que se levanten todos los valles,
y se allanen todos los montes y colinas;
que el terreno escabroso se nivele
y se alisen las quebradas.
Estos pasajes no se refieren a fenómenos sísmicos ni a milagros de ingeniería, sino a la fidelidad y ternura con que Yahvéh cuida a su pueblo. En los apuros de la vida y las situaciones de peligro, Dios moverá cielo y tierra para salvarnos (1Cor 10:13). Lo expresa muy bien un bello cántico de Marcos Witt:

Sendas Dios hará, donde piensas que no hay;
él obra en maneras que no podemos entender;
me guiará,
a su lado estaré,
amor y fuerza me dará,
un camino hará donde no lo hay.
Si camino en la soledad me guiará
y agua en el desierto encontraré;
la tierra pasará.
su palabra eterna es;
él hará algo nuevo hoy.

Sendas Dios hará, donde piensas que no hay.
¿Cual es más edificante; una predicción sensacionalista de un fenómeno topográfico (¡los pies de Cristo, al tocar tierra, rompen un cerro!) o la promesa de que "Sendas él hará, dónde no las hay?" ¿Cuál era más apropiado y significativo para los primeros receptores, como también para nosotros hoy? Creo que la respuesta es obvia.

Conclusión: En estos cuatro ejemplos, el error de tomar textos fuera de contexto y de su exégesis específica ha conducido a tergiversaciones muy serias. Cuando traemos a colación textos del Antiguo Testamento para aclarar la escatología cristiana, debemos hacerlo con sumo cuidado y mucha auto-crítica. Cuando otros emplean frases sueltas o meras referencias numéricas a pasajes del Antiguo Testamento, debemos subir el "sospechómetro" al tope y examinar los mismos textos con sumo cuidado.

Creo que estos ejemplos muestran que con liberarnos de interpretaciones falsas o dudosas, nunca perdemos nada excepto nuestros errores. Encontraremos en lugar de esos errores, un sentido más fiel de la Palabra, ¡y eso será una gran ganancia!

Notas:

1. La palabra "profecía" debe entenderse en este sentido amplio. Cuando trata del futuro, puede llamarse "profecía predictiva".
2. Stuart y Fee, en Lectura eficaz de la Biblia, señalan que no más que 5% de los libros proféticos del AT tiene que ver con sucesos futuros, aunque sean a una o dos décadas; menos de 2% alcanza hasta el tiempo de Jesús y menos de 1% puede ser futuro todavía. Conviene apuntar también que frases como "el día del Señor", "los postreros tiempos" etc no siempre se refieren al fin del mundo. Ver "Los últimos tiempos" en juanstam.com, 15 octubre 2010.
3. Un signo de alerta es cuando un expositor cita versículos en vez de pasajes. Lo saludable es citar un bloque textual y darle una exégesis básica de su verdad central.
4. Para más de detalle ver Stam, Apocalipsis y profecía (BsAs:Kairós 1995), pp. 51-61.
5. Además. en el N.T. el término "nación" (cf Jer 31:36-37) se aplica con especial énfasis a la iglesia, con los más altos títulos que antes describían a Israel (pueblo escogido, nación santa, real sacerdocio, etc).
6. El Nuevo Testamento tampoco habla de otro "Nuevo Pacto" con Israel en algún momento futuro. Según las escrituras cristianas, los cristianos celebramos el Nuevo Pacto cada vez que comemos el pan y bebemos la copa del Señor.
7. Sobre el título "Mesías" (Ungido) como referencia al Rey, véase el siguiente comentario sobre Daniel 9.
8. La exégesis de este pasaje es compleja, con muchos problemas difíciles y las más variadas interpretaciones. Sólo pretendemos hacer unas observaciones básicas como orientación inicial al texto y una alternativa a las opiniones tradicionales.
9. Aquí tenemos el fenómeno muy especial que un autor bíblico comente un texto de otro autor bíblico, hasta por nombre. Curiosamente Jesús, según los evangelios sinópticos, a su vez comenta la frase de Dan 9:27, "la abominación desoladora", mencionando también a Daniel por nombre (Mt 24:15 y paralelos).
10. Es probable que Daniel sentía que a los setenta años del exilio, Jerusalén no estaba restaurada como había esperado y que esa demora sse debía a los pecados de ellos. Por eso, Gabriel reinterpreta los 70 años como 70 semanas de años.
11. Estos problemas de traducción son de la versión Reina-Valera. Casi todas las nuevas versiones traducen el pasaje más exactamente.
12. Es muy probable que el título se refiere al sumo sacerdote Onías III en tiempos de Antíoco Epífanes.
13. Vale la pena mencionar también que el pasaje no ofrece ninguna base exegética para insertar un largo período de tiempo entre la semana 69 y la 70.
14. Jesús menciona "la abominación de desolación", cometida por Antíoco Epífanes, como prefiguración de la profanación y destrucción del temple por los romanos (Mt 24:15-22). Ya que Jesús menciona a Daniel, es tanto más sorprendente que no aluda a las setenta semanas.
15. Esta conclusión exegética es válida independientemente de la fecha que se le asigna al libro mismo. Si es profecía predicitiva, se cumplió con la tiranía de Antíoco Epífantes.

Sobre el autor:
Juan Stam se nacionalizó costarricense como parte de un proceso de identificación con América Latina .  Es Dr. en Teología por la Universidad de Basilea.  Docente y escritor de libros, artículos y del Comentario Bíblico Iberoamericano del Apocalipsis de Editorial Kairós.
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Sitio web de Juan: Juan Stam 


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