Hoy ha sido el segundo día de la cumbre de INFEMIT “Hoy y más allá, unidos en misión” y los temas han girado en torno a la invitación a ver.
Desde una breve reflexión basada en Juan 9, pero no por eso carente de profundidad, leimos este pasaje que nos recuerda al hombre ciego de nacimiento, un personaje anónimo en esta historia, pero que nos enseña con profundidad el significado de "ver sin ver" a través de la fe y de ver a través del conocimiento de quién está adelante; en el caso del ciego, Jesús. En estos pasajes es Jesús quien toma la iniciativa de revelarse a nosotros y nosotras. Este hombre ciego de nacimiento, que en el diálogo con Jesús reconoce que él es el hijo de Dios con una actitud de humildad responde: "creo y adoro". Esta es la invitación que se nos hace para ver con dependencia en él, fe y conocimiento. Jesús es el que está en control de nuestros tiempos.
En el evento propiamente tal, escuchamos de manera global las presentaciones regionales acerca de los esfuerzos y procesos que se han llevado en el contexto del caminar de la reflexión teológica y misionológica. Esto nos dejó como desafío seguir trabajando y colaborando en cada uno de nuestros contextos. El proceso de retroalimentación ha sido bueno, hemos compartido inquietudes, preguntas, comentarios, orado juntas y juntos, para que cada día como iglesia global, podamos asumir el llamado de ser agentes del Reino de Dios en medio de nuestros pueblos.
Una vez más la invitación de Dios a ver ha sido desafiante. Ver nuestra realidad y cómo conectar a las distintas generaciones para trabajar juntos hoy en la misión es la tarea. En la noche, de manera simbólica, hubo un espacio para que las generaciones representadas en la cumbre compartan con los pioneros de INFEMIT. Los más jóvenes fueron invitados a seguir reflexionando en el hecho de que la misión es de todos; esto a través de una dinámica denominada "pasando el testigo", que era una representación de la carrera de relevos, en donde la generación mayor le pasa a la nueva generación el bastón, pero sin dejar la carrera, sino más bien, involucrándose con la nueva generación en la carrera, determinados a trabajar juntos y juntas. Fue un tiempo dirigido por el Espíritu y de oración por las distintas generaciones en el llamado que Dios nos ha encomendado para este tiempo y el que viene.
Desde Nairobi, Kenia
Jocabed Solano
Sobre la autora:
Jocabed Solano es panameña, miembra del Núcleo de la Fraternidad Teológica Latinoamericana en Panamá. Se desempeña como asesora de líderes estudiantiles en la Comunidad de Estudiantes Cristianos de su país.
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