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martes, 5 de octubre de 2010

Con el espíritu de la Reforma rumbo a Lausana 2010 | Por Alexander Cabezas


El 31 de octubre 1517, es la fecha que se conmemora la Reforma Protestante. Este hecho nos recuerda el gesto de aquel monje agustino, doctor en teología, quien luego de un proceso de reflexión y lucha interna, decidió exponer sus ideas. Su intención original era convocar a un debate teológico con los eruditos de su tiempo. ¡Estos fueron sus famosas 95 tesis! Lo cierto es que Lutero jamás imaginó que las verdades expuestas en esas cartillas, no solamente tendrían valor para el círculo académicos de ese entonces, sino que saltarían como bandadas de palomas puestas en libertad, impactando a todas las esferas de la iglesia y el pueblo, hasta nuestra actualidad.




Monumento Internacional de la Reforma, Ginebra, Suiza
Claro está, la reforma no inició con Lutero; fue un proceso que empezó a gestarse siglos atrás por distintos movimientos conformados por hombres y mujeres disconformes con las influencias que dejó el emperador Constantino. Este hombre se había convertido al cristianismo y en el año 313 promulgó un edicto de tolerancia religiosa hacia los cristianos. Dichas acciones pronosticaban el cese de casi 300 años de persecución y el advenimiento a tiempos de paz; pero en realidad era el presagio de nuevas artimañas que amenazaban con destruir la identidad de la Iglesia. Como reacción a esta alianza: “Iglesia e imperio”, se empezó a notar cambios que en nada contribuían a fortalecer las bases del cristianismo, mientras la iglesia se marchitaba por la aridez de su trato.
De la sencillez del culto y de la comunión del partir el pan dentro de las casas, se trasladó a la construcción de edificios cada vez más lujosos y ostentosos, así como los vestidos y las mansiones de los líderes eclesiásticos, los cuales se aprovechan del pueblo que se hallaba sumido en la pobreza espiritual y material. Y aquella iglesia perseguida por siglos, llamada a servir al pueblo, se volvió perseguidora de aquellos que no comulgaban con sus ideales.

No obstante, a través de la historia, Dios mantuvo su remanente que subyacían con los despertares teológicos, los cuales cuestionaban el rumbo que había tomado la iglesia. Claro está, esto implicó el señalamiento, la expulsión y hasta el martirio de algunos. Este fue el caso de Juan Huss, quien nació cien años antes que Lutero y murió quemado en la hoguera, anhelando ver una reforma en sus días. Razón tenía el filósofo humanista, Erasmo de Rotterdam, a pesar de mantenerse al margen de las ideas reformadoras y de la posición papista, no se reservó su indignación por criticar los abusos que se estaban dando en el seno de la iglesia. 

La Reforma Protestante representó la suma de todos esos sueños y esfuerzos que marcaron un camino que permitió “desempolvar y abrir la Biblia”, para hacer una relectura en medio de un contexto de decadencia moral, ética y espiritual, para reclamar la gracia, la fe, la justicia y la libertad, verdades básicas, presentes en las escrituras, no obstante, desconocidas en las manos de un pueblo ignorante a causa de sus mismos líderes.
A más de 493 años, es urgente seguir reflexionando con un ojo puesto en la historia; pero con el otro en nuestro presente y preguntarnos ¿Qué tanto de ese “espíritu de Reforma” consistente, vivimos hoy en día?
No es un misterio que atravesamos tiempos singulares dentro de nuestro contexto latino. Prueba de ello lo notamos con la proliferación de diferentes corrientes que se han infiltrado, algunas con sigilo y otras abiertamente en nuestras congregaciones y muchas veces lo ignoramos. Es una vergüenza y un escándalo, escuchar por diferentes medios de comunicación, de líderes de distintas religiones que aprovechan su envestiduras de poder para abusar de sus gremios y no solamente de forma emocional o espiritual, sino también sexual; lamentablemente quienes sufren son las personas más vulnerables como los niños o las niñas. Lo triste son las exiguas denuncias no realizadas por el temor a ser señalados o para evitarse un juicio por parte de los “seudo ungidos”.

Hay una clara comercialización de un Dios que se ve en la estrechez de someterse a nuestros mandatos y pactos de siembra y cosecha, pues debemos “exigirle” que nos libre de la pobreza y de todos los males, siempre y cuando hagamos nuestra transacción financiera. De todo este discurso, los más beneficiados sin duda alguna, son todos aquellos que están lucrando con la fe y se llenan los bolsillos a costa de la confianza del pueblo; pero poco a poco empezamos a notar la disconformidad y el desencanto. 

La exaltación y casi endiosamiento, de algunas personas que dicen tener la exclusiva para hablar y ordenar en “nombre de Dios”. Las famosas estrategias que promueven el manejo de la iglesia como si se tratara de micro o mega empresas y a sus miembros como si se tratara de productos comerciales. La edificación de templos cada vez más lujosos e imponentes, que son presentados con orgullo como “estatus del respaldo divino”.
Creo firmemente que Dios bendice y es hermoso reconocer cuando el pueblo progresa de múltiples maneras; pero cuando se promociona una provisión mediática y exagerada, producto de la manipulación, el engaño, el abuso y falsas promesas, se está torciendo las verdades de la Palabra y en vez de honrar a Dios, nos estamos ganamos su repudio.

De todo este analfabetismo bíblico y olvido significativo de la herencia de la Reforma, tenemos un camino y este es orar, estudiar con seriedad la Biblia y levantar nuestra voz para denunciar. Para ello debemos aprovechar aquellos espacios que se nos abren para hacer un llamado claro y directo en nombre del Señor.
No es casualidad que este mismo mes, mes de la reforma, del 16 al 25 de octubre del 2010, La Alianza Evangélica Mundial (EWA, por sus siglas en inglés), está realizando una fuerte convocatoria a más de 4000 líderes cristianos, que representan diferentes denominaciones de más de 200 países. Ellos se reunirán en el tercer congreso mundial, llamado: “Congreso Lausana III: Cuidad del Cabo 2010”. En Sudáfrica, con el fin de conversar sobre los retos y las oportunidades que la iglesia enfrenta. Doug Birdsall, director ejecutivo de Lausana III, reafirmó: 
Los problemas que enfrentamos hoy, tales como VIH/SIDA y el punto de vista hostil a nivel mundial hacia el Cristianismo, son muy diferentes de aquellos problemas enfrentados en 1974. Oramos por Lausana III: Cuidad del Cabo 2010, ayude a unir a la iglesia en una nueva manera, con ideas nuevas acerca de la evangelización para un tiempo nuevo. 
Efectivamente nuestra oración debe estar dirigida al reto global que tiene la iglesia; pero al mismo tiempo pidamos para que el mismo Espíritu que contagió a los hombres y mujeres propulsoras de la Reforma, vuelva a tocar a los presentes en este congreso; líderes que Dios ha levantado en sus comunidades y denominaciones, para iluminar como antorchas encendidas a la iglesia. Pero que al regreso de sus naciones, estos mismos sepan contagiar al pueblo, para así juntos trazar el camino en búsqueda de la defensa de la misión y la evangelización, cimentados en el Reino de Dios y desde una perspectiva integral, para seguir impulsando los valores que la Reforma legó a la amada del Señor. Su Iglesia.

Sobre el autor:

Alexander Cabezas Mora es costarricense, master en Liderazgo Cristiano y en Teología. Se ha desempeñado como conferencista, pastor adjunto, profesor de varios seminarios teológicos y consultor en materia de niñez y adolescencia para varias organizaciones internacionales. A participado como escritor y coescritor en varios libros entre ellos, Huellas, Spiro, Entre los Límites y los Derechos, Disciplina de la Niñez, En sus manos y nuestras manos, la co-participación de la niñez y la adolescencia en la misión de Dios y Oración con los ojos abiertos.

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