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Santiago: consejos muy actuales para la buena comunicación | Por Wolfgang A. Streich

VOCES DE FE: Magazine dominical


Este artículo forma parte de la serie escrita por Wolfgang A. Streich para el Comentario Bíblico de la Comunicación, actualmente en preparación y próximo a ser publicado.


Suelo afirmar que es muy bueno hacer cada mes, o incluso cada semana una autoevaluación referente a nuestra comunicación. A veces las empresas lo hacen, y también algunas iglesias grandes; pero debería ser un hábito de cada creyente el hacerlo.


Por supuesto, identificamos qué palabras o frases “ponzoñosas” dijimos, o alguna palabra agresiva, pero también lo bueno, las bendiciones que expresamos, y cómo fueron recibidas por las personas. Es bueno hacer un inventario sobre a cuántas personas hablamos de Jesús. Claro que esto no debe ser simplemente una estadística, pero comparado, nos puede ayudar a identificar en dónde estamos mal, y donde bien.


No es posible tener una comunicación 100% correcta. Ya lo había dicho Isaías, “porque soy hombre de labios impuros”. Pero en su gracia, podemos ir mejorando.


Somos privilegiados en este mundo con uno de los mayores dones que nos dio el Señor, el de poder comunicarnos en nuestra interacción con otras personas (dado que ningún animal ni cosa puede comunicarse con sus pares de la manera que lo hacemos nosotros).


Si bien la carta de Santiago (Jacobo o Tiago) habla de diversos temas, uno muy destacado es el de la comunicación. Sabemos que incluso Martín Lutero cuestionó algunos puntos de esta carta; pero yo creo entender que no es por obras que logramos una correcta comunicación. Es por gracia, por pura gracia. Pienso que también podemos intuir que si una persona tiene una comunicación desastrosa, tal vez tenga algún problema donde el Señor deberá actuar.


Encontramos los siguientes aspectos en los capítulos 1 y 2:



  • Debemos tener sabiduría para comunicarnos (1.5)

  • No hablemos o escribamos como las olas llevadas por el viento (1.6-8)

  • Al comunicar no seamos orgullosos y presumidos (1.9-11)

  • La mala comunicación surgen del corazón humano (1.9-15)

  • Listos para escuchar, lentos para hablar y para enojarnos (1.19)

  • No nos comuniquemos solo con religiosidad de palabras (1.20-27)

  • No practiquemos el favoritismo (una mala manera de comunicar) (2.1-13)

  • Lo que decimos debe concordar con lo que hacemos (2.14-26)


Quiero parar un momento en el muy interesante capítulo 3. “Hay que domar la lengua”. Este es un texto fundamental, entre todo lo que venimos diciendo.


Debemos poner un freno a nuestra lengua. Santiago nos pone ilustraciones muy interesantes:


  • El freno en la boca del caballo (3.3)

  • El pequeño timón de los barcos (3.4)

  • Una pequeña chispa puede iniciar tremendos incendios (3.5-6)


Esto es para todos. La lengua, un pequeño miembro del cuerpo puede decir cosas que resultan en una catástrofe.


Un breve mensaje en X puede desencadenar guerras entre países pero también entre hermanos. Tengamos coherencia, si decimos ser cristianos, no andemos diciendo cosas o escribiendo sin pensar, dominados por nuestros impulsos del momento.


Sigue el apóstol dando consejos para una buena comunicación:


Hablemos con sabiduría, hablemos con humildad, sin envidia ni amargura, sin rivalidad, sin presunción, sin maldad. Y por sobre todo, hablemos siempre la verdad.


Tengamos una comunicación pura, pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión, imparcial y sincera.


“En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz” (3.17-18)


En el capítulo 4




Santiago vuelve a repasar puntos antes ya señalados, enfatizando el tema de analizar de dónde vienen los conflictos y las guerras. Creería que su énfasis aquí es que una mala comunicación casi siempre, o siempre surge de apartarnos de Dios, de un equivocado entendimiento de la gracia, juzgando al prójimo, y tratando de justificarnos a nosotros mismos.




El libro termina en el capítulo 5 con advertencias.


No utilicemos nuestra comunicación para oprimir a otras personas. Muchos religiosos viven una vida de lujo y placer desenfrenado oprimiendo a otros. ¡Que esto nunca ocurra en nuestras iglesias!


Finalmente se nos anima a tener paciencia y a perseverar en la fe. Oremos, cantemos, perdonemos. Si alguien nos atacó con sus palabras, es tiempo de perdonar y reconciliarnos.



“Hermanos míos, si alguno de ustedes se extravía de la verdad, y otro lo hace volver a ella, recuerden que quién hace volver a un pecador de su extravío, lo salvará de la muerte y cubrirá muchísimos pecados” (5.19-21)


Para estudio complementario:

Estudio Inductivo de Santiago
Comentario de Santiago
Resumen de Santiago: un panorama completo animado (video)

Sobre el autor: 

Wolfgang A. Streich es paraguayo, y está casado con Ruth. Tiene un bachiller en Teología y una Lic. en periodismo. Es miembro de la iglesia menonita Concordia y coordinador de Anabautista Digital 500 y corresponsal de Anabaptist World. Dirige también la página Buenas Noticias Ilimitadas.

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