Aula Abierta — La teología que se estudia (y se vive)
Materia 2: Hermenéutica Bíblica — Artículo 2
Leer la Biblia siempre ha sido un acto de fe. Interpretarla, en cambio, exige además un acto de discernimiento. Así como la primera entrega de esta materia nos introdujo en la “aventura de interpretar”, este segundo paso nos sitúa ante una de las preguntas fundamentales de la hermenéutica cristiana: ¿cómo se relacionan el Espíritu y el texto? ¿Es posible sostener una lectura bíblica que sea a la vez espiritual y crítica, sensible a la voz de Dios y respetuosa de las exigencias del texto?
Para quienes estudiamos la Escritura desde América Latina —un continente atravesado por la búsqueda de sentido, la resistencia, la fe y la esperanza— esta pregunta no es teórica. Es pastoral, vital, profundamente humana.

Hermenéutica bíblica
Hermenéutica bíblica, de José Martínez, es una guía sólida y accesible para quienes desean profundizar en el arte de interpretar las Escrituras. Con una estructura clara —dividida en hermenéutica general y especial— ofrece métodos, actualizaciones y ejemplos prácticos que orientan al lector en cada paso del proceso interpretativo. Su enfoque didáctico lo convierte en una herramienta valiosa tanto para estudiantes de teología como para cualquier persona que quiera comprender mejor la Biblia. Ampliamente documentado y con recursos como cuestionarios y ejercicios, se presenta como una de las obras más completas en español sobre el tema.
La Escritura entre el cielo y la tierra: inspiración y humanidad
La Biblia nace de un doble movimiento: es Palabra inspirada por Dios y, al mismo tiempo, palabra escrita por seres humanos. Esta doble naturaleza nos recuerda que la Escritura no cayó del cielo en un idioma perfecto, ni apareció de manera mágica, sino que surgió en paisajes concretos, con autores, estilos, culturas, géneros y conflictos humanos. Esa dimensión humana hace posible el estudio histórico, literario, crítico. La dimensión inspirada abre la puerta a la lectura espiritual, esa apertura que nos permite acercarnos al texto no solo con la razón, sino también con la vida y el corazón.
Cuando negamos una de estas dimensiones, la hermenéutica se empobrece. Si olvidamos la humanidad del texto, corremos el riesgo del literalismo o del “espiritualismo” superficial que no reconoce las diferencias culturales. Y si olvidamos la dimensión del Espíritu, la Biblia se convierte en un documento antiguo más, incapaz de despertar fe, consuelo o transformación.
El rigor no contradice la espiritualidad: la exégesis como fundamento
Toda lectura espiritual auténtica comienza por una lectura responsable. La hermenéutica cristiana, desde los padres de la iglesia hasta la investigación contemporánea, ha insistido en la importancia de comprender el texto en su mundo original: qué quiso comunicar el autor, en qué contexto escribió, a quién hablaba, qué género literario utilizó y qué fisonomía teológica tiene el pasaje. No se trata de un lujo académico: el texto merece ser escuchado antes de ser aplicado.
Por eso, la exégesis —ese trabajo previo de análisis histórico-gramatical— es un acto de reverencia. Es reconocer que la Palabra tiene una historia, una voz, un horizonte. Y solo cuando hemos escuchado esa voz con seriedad podemos entrar en una lectura más profunda.
En esta primera etapa, el Espíritu también actúa, abriendo paciencia, sensibilidad, rigor y honestidad para evitar que nuestras ideas previas se impongan al texto.
El Espíritu como guía: una lectura que toca la vida
Pero la lectura cristiana no se agota en el análisis literario. La historia del cristianismo da testimonio de creyentes que, a través de la oración, la comunidad y el discernimiento, han encontrado en la Biblia la voz del Espíritu que consuela, desafía, corrige y renueva. Leer “en el Espíritu” es leer con apertura. Es permitir que el texto interpele mis seguridades, mis hábitos, mis prejuicios. Es reconocer que interpretamos desde nuestra historia, con nuestras preguntas, dolores y esperanzas.
El Espíritu no añade “mensajes secretos” al texto. Más bien, nos dispone a escuchar su sentido profundo. Nos enseña a ver lo que no queremos ver, a recibir lo que nos incomoda, a consolar en lo que nos hiere. Nos recuerda que la Palabra no es un museo de frases antiguas, sino un espacio vivo de encuentro entre Dios y su pueblo.
Evitar los extremos: entre el espiritualismo y el racionalismo
La lectura espiritual y crítica nace precisamente en la tensión entre dos extremos:
- El espiritualismo subjetivista: donde “el Espíritu me dijo” se convierte en excusa para imponer interpretaciones personales que poco tienen que ver con el texto.
- El racionalismo frío: donde el estudio académico seca el alma y reduce la Escritura a arqueología, privándola de su fuerza de transformación.
Ambas posturas traicionan la naturaleza de la Biblia. La primera reduce al Espíritu; la segunda reduce al texto. La hermenéutica cristiana busca sostener un equilibrio donde la razón reconoce los límites del análisis, y la espiritualidad reconoce los límites de la sensibilidad personal. Solo allí surge una interpretación viva.
El Espíritu, el texto y la comunidad: una lectura que no se hace en soledad
La lectura espiritual y crítica no es un acto individualista. Desde Israel hasta las primeras iglesias, la Biblia ha sido leída, interpretada, celebrada y discutida en comunidad. La comunidad, la tradición y el diálogo con maestros y maestras del pasado nos guardan de los excesos individuales y nos ayudan a percibir dimensiones del texto que solos no veríamos.
La comunidad es, por tanto, un espacio de discernimiento espiritual. Es ahí donde la interpretación se contrasta, se afina, se pule. Interpretar en comunidad es someter el propio entendimiento al diálogo y a la escucha: una forma humilde y madura de leer.
Una lectura espiritual desde América Latina: cuando el Espíritu sopla en la historia
Nadie interpreta desde un vacío. Interpretamos desde nuestra tierra. En América Latina, la espiritualidad bíblica se ha tejido entre la pobreza, la injusticia, la resistencia, la esperanza, la violencia y la solidaridad. Por eso, una lectura espiritual y crítica de la Biblia aquí no puede evadir el sufrimiento ni la búsqueda de justicia.
El Espíritu no solo habla al interior del corazón: habla también a las realidades concretas. Nos ayuda a escuchar en los textos antiguos la denuncia profética, el consuelo para los quebrantados, la esperanza para las comunidades que resisten. La hermenéutica espiritual, bien hecha, conduce a la acción, a la solidaridad, a la misericordia.
Hacia una lectura espiritual y crítica: pasos prácticos
Una lectura equilibrada puede seguir un camino como este:
- Escucha informada: comprender el contexto, el género y la intención original del texto.
- Apertura espiritual: orar el texto, meditarlo, permitir que nos interrogue.
- Discernimiento comunitario: compartir la interpretación con otros, escuchar sus perspectivas.
- Conexión vital: preguntarse qué implica este texto hoy, aquí, en nuestra realidad concreta.
- Transformación: permitir que el texto inspire decisiones, cambios, acciones concretas.
Este camino une rigor y espiritualidad, historia y vida, tradición y creatividad.
Una Palabra que respira
La hermenéutica bíblica no es una técnica, sino una forma de vivir la fe. Una lectura espiritual y crítica reconoce que Dios sigue hablando, pero también que ese hablar separamos de fantasías y manipulaciones religiosas solo cuando escuchamos el texto en su contexto. Allí, donde el Espíritu sopla y el texto abre sus capas, surge una Palabra que respira y transforma. Y ese es el corazón de esta segunda materia de Aula Abierta: aprender a escuchar con profundidad, responsabilidad y esperanza.
En el próximo artículo exploraremos los métodos de interpretación bíblica, para comprender las herramientas que han acompañado a la iglesia en esta tarea a lo largo de la historia.
Bibliografía recomendada
En español
- José M. Martínez – Hermenéutica Bíblica (Editorial Clie).
- Pablo Richard – ¡El poder espiritual de la Palabra de Dios!.
- Elsa Támez – Lectura latinoamericana y caribeña de la Biblia: una mirada feminista.
- Luis Alonso Schökel – La Palabra Inspirada.
- Juan Stam – Teología evangélica: Ubicación histórica, breve repaso de cinco siglos.
En inglés
- Manfred Oeming – Contemporary Biblical Hermeneutics.
- Garret Green – Theology, Hermeneutics, and Imagination: The Crisis of Interpretation at the End of Modernity.
- Anthony C. Thiselton – The Two Horizons: New Testament Hermeneutics and Philosophical Description
- Kevin J. Vanhoozer – Is There a Meaning in This Text?
- N. T. Wright – Scripture and the Authority of God.

