VOCES DE FE: Magazine dominical
Hemos visto a través de nuestra rápida travesía de los libros de la Biblia y la comunicación diferentes formas de comunicación entre Dios y los seres humanos. Algunos profetas son bastante preguntones y me sorprende que Dios no tiene problemas en escuchar a quienes tienen algún interrogante. En este caso en especial el Señor utiliza estas preguntas para dar respuestas pedagógicas a Habacuc. El libro pareciera haber sido escrito en el año 607 a.C.
El contexto es anterior a la invasión de Nabucodonosor y el ejército de Babilonia. Los Caldeos (Babilonios) ya avanzaban hacia el oeste (1.6), pero aún no habían llegado hasta Judá (3.16).
Notablemente el libro está escrito en forma poética, culminando con una oración cantada.
En medio de una pequeña obra extraordinaria Habacuc pone por escrito lo que en el Nuevo Testamento encontramos como centro del evangelio: La justificación por la fe (Habacuc 3.4; Romanos 1.17; Gálatas 3.11; Hebreos 10.38).
Este libro toma su nombre de su autor y significa “uno que abraza” (1.1; 3.1); sólo esto sabemos acerca del autor.
Primera queja de Habacuc
En los primeros versículos Habacuc se queja de las injusticias: “Señor, ¿cuánto tiempo tengo que pedir ayuda antes de que me escuches? ¿Cuántas veces tengo que gritar: ¡Ayuda! antes de que vengas al rescate? ¿Por qué me obligas a mirar el mal, y ver los problemas día tras día?” Usted puede leer la queja completa en su Biblia (1.2-4). El profeta expresa consternación por la elección de Dios del instrumento (Babilonia) para el juicio.
Dios le responde, le explica que enviará los caldeos para castigar a su pueblo…¡el juicio vendrá! (1.5-11). Dios, en su actuar, es soberano y justo. Y en su soberanía, Dios utiliza maneras que a veces nos parecen extrañas, para educar a sus hijos.
No se desanime en este ping pong de preguntas y respuestas ya que más adelante encontramos verdaderas joyas de la espiritualidad del Antiguo Testamento.
Segunda queja de Habacuc
La segunda queja está en 1.12-2.1 El centro de la queja está en 1.13: “¿Por qué entonces toleras a los traidores? ¿Por qué guardas silencio mientras los impíos se tragan a los justos?”
“Y el Señor me respondió: Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido. Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá. El insolente no tiene el alma recta pero el justo vivirá por su fe”. (2. 2-4)
Como ya lo habíamos señalado estos textos sirven de base a la doctrina de la justificación por la fe. En el tema de la comunicación, vemos en toda la Biblia que la fe persevera en momentos de crisis (ver Hebreos 11).
Tal vez haya que hacer todo un estudio bíblico sobre la justificación por la fe y usted puede hacerlo. A mi parecer, veo que la fe también se expresa a través de nuestra comunicación con Dios y con otras personas. Tal vez analizaremos este tema en otro momento. Personalmente me parece que en estos tiempos de pandemia deberíamos analizar cuál es la manera de perseverar en la fe.
Siguiendo el capítulo 2, vemos que Dios responde con 5 “Hay” sobre los Caldeos (Babilonios). Evidentemente se nota el contraste entre la fe frente a:
1) Los ladrones, saqueadores y violentos (2.5-8);
2) Los que buscan vivir de ganancias injustas (2.9-12);
3) Los que van en contra del conocimiento de Dios (2. 12-14);
4) Los que confían en sus propias fuerzas (2. 15-18);
5) Los que confían en dioses ajenos (2.19-20).
La oración de Habacuc
Aquí encontramos al profeta totalmente transformado. Evidentemente las respuestas del Señor produjeron su efecto y tenemos en el capítulo 3 una de las más bellas canciones dirigidas al Señor, en medio de la crisis.
En los primeros 15 versículos el canto describe a Dios de manera imponente ejerciendo justicia. Y para terminar colocaré la última parte, que me gusta mucho.
“Al oírlo (a Dios), se estremecieron mis entrañas; a su voz, me temblaron los labios; la carcoma me caló en los huesos, y se me aflojaron las piernas. Pero yo espero con paciencia el día en que la calamidad vendrá sobre la nación que nos invade. Aunque la higuera no florezca, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador! El Señor omnipotente es mi fuerza; da a mis pies la ligereza de una gacela y me hace caminar por las alturas”. (3. 16-19).
¡Qué maravillosa comunicación llena de fe! No permitamos que las crisis destruyan nuestra fe. Es hoy más que nunca el momento oportuno para hablar con Dios, preguntarle nuestra dudas, y poner toda nuestra fe en los méritos de Jesucristo que es el Gran Vencedor. ¡Bendiciones, y hasta la próxima semana!
Vea:
Resumen del libro de Habacuc: un panorama completo animado
Sobre el autor:
Wolfgang A. Streich es paraguayo, y está casado con Ruth. Tiene un bachiller en Teología y una Lic. en periodismo. Es miembro de la iglesia menonita Concordia y coordinador de Anabautista Digital 500 y corresponsal de Anabaptist World. Dirige también la página Buenas Noticias Ilimitadas.
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