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martes, 26 de noviembre de 2019

Los Bautistas, la identidad relacional y el conflicto situacional

Por Ronald Rivadeneira, Ecuador

Una de las declaraciones más relevantes de los Bautistas es reconocer que como tales no vamos a la iglesia; ¡nosotros somos la iglesia!, esta declaración es la encarnación del vocablo Eklessia (del griego antiguo «ἐκκλησία») que alude a la Asamblea de creyentes. Somos las personas, individuos agrupados en la comunidad sujetas a normas de participación quienes en reuniones de comunión al tener un mismo sentir, un mismo Dios, un mismo espíritu nos reconocemos parte del cuerpo de Cristo.

Imagen de Free-Photos en Pixabay
Como iglesia o cuerpo regenerado, somos una comunidad de creyentes que vaticinamos con nuestros principios que nos generan identidad relacional y conflicto situacional.

La identidad relacional nos permite identificarnos con el pueblo evangélico y protestantes de manera general, participar como parte del cuerpo Iglesia con otras denominaciones o corrientes evangélicas sin que eso signifique que cedemos en nuestros principios1. Algunos hermanos de otras denominaciones suelen decir que somos más bautistas que evangélicos, talvez tengan razón, pero lo que en verdad quiere decir esta frase es que tratamos de ser “bíblicos”, término mal usado si usamos los textos sin contexto y no comprendemos sobre la importancia del estudio sistemático, contextual y profundo de la palabra. Como Bautistas creemos en la autoridad de la Biblia leída desde la revelación del Nuevo Testamento, por tal razón tenemos un principio que refleja la persona de Cristo que presenta al Padre, y que aboga por el envío del Consolador: el principio Cristológico reconoce el Señorío de Cristo como cabeza de la iglesia.

El conflicto situacional, hace referencia a nuestras particularidades como denominación, esta particularidad de ser iglesia se refleja en el orden democrático congregacional de lo local. Es la comunidad, el grupo de creyentes establecidos que en discernimiento guiados por el Espíritu de Dios eligen al pastor, al cuerpo administrativo; necesario para ser reconocidos en el Estado y administrar la provisión para los ministerios de la iglesia local, la asamblea elige a los diáconos; para atender las necesidades ministeriales de servicio en la congregación. Sin embargo, esta autonomía a veces hace olvidar sobre la relación y sostenimiento de las organizaciones de soporte de la Visión y Misión en el territorio, en nuestro caso las asociaciones y la Convención.

El conflicto situacional se da en relación a las posturas de la iglesia local que bajo el discurso de autonomía y autosuficiencia mal comprendida reniegan del cuerpo organizacional (Asociaciones y Convenciones), si bien como Bautistas valoramos la libertad de pensamiento, es lamentable que en defensa de la autonomía, la denominación Bautista dentro de las iglesias evangélicas sea la que en procesos de desgrane o cismas de iglesias haya generado el mayor número de sectas a través de la historia.

Una comunidad bautista debe resolver situaciones desde la autoridad de la asamblea de la iglesia local, si sus líderes como el pastor, diáconos y directivos se ven desbordados en un tema en conflicto, o son parte de este, debe ser la Asamblea la que resuelva, una forma de hacerlo es la elección de una comisión, no tratando el tema en la Asamblea lo que es una forma inadecuada de hacerlo, pues lo único que se logra es que un grupo mayor sin un pleno conocimiento del tema a tratar opinen del tema desde la postura de quién la impulsa pues no tienen un criterio de lo que tratan.

Los temas de conflicto deben ser tratados por una Comisión. Como comunidad Bautista debemos saber que hay temas que No se tratan en Comisión, los temas como abuso sexual, violencia infantil y otros que atenten la dignidad de las personas son temas de denuncia a las instancias del Estado, no de Comisiones. Es hiriente ver como los casos de denuncias de violencia sexual son ocultados en otras religiones, denominaciones, e incluso en la nuestra misma, en casos ocurridos en otros países.

Como iglesias bautistas creemos en la autonomía del cuerpo iglesia local, esta no debe ser entendida como autosuficiencia. Los bautistas creemos en la unidad del cuerpo en círculos concéntricos a manera de misión como el texto del libro de Hechos 1 verso 8, es decir, iglesias bautistas de una localidad se unen entre sí para hacer misión (la Gran Comisión Mateo 28 verso 19), en nuestro país estas iglesias son las que constituyen las Asociaciones. Siguiendo este planteamiento, de círculos, las Asociaciones se unen para establecer las Convención, aunque en nuestra estructura nacional, una iglesia reconocida por una asociación es parte de la Convención Nacional. Las Convenciones nacionales, a su vez confluyen en organizaciones regionales, continentales y mundiales.

Como bautistas la forma como manejamos el conflicto situacional nos define. La iglesia es una comunidad dinámica que afronta situaciones diversas de contexto social, político y cultural. A través de la historia, la autonomía de la iglesia local ha provocados cismas de quienes no comprenden esta estructura bautista, esta autonomía es de las iglesias, no de los cuerpos dentro de la estructura organizacional, estar en desacuerdo ante situaciones o posturas no debería ser una causa de quiebre organizacional. Los bautistas ven en los miembros de directivas, cuerpos de pastores, cuerpos que aglutinan a hombres, mujeres, jóvenes y niños, como cuerpos que con sus liderazgos impulsan la obra de evangelismo y misión. No jefaturas o islas que se distancian la visión y misión nacional que es impulsada por la Directiva Nacional.

Ser bautistas dentro de un espacio eclesial local requiere madurez, hay respetar las diversas formas de pensamiento de directivos, diáconos y los miembros de la congregación de la iglesia que deben estar alineadas a los principios bautistas no negociables que debe impulsar el Pastor en apego a la Palabra.

Ser parte de estructuras más complejas, las Asociaciones con sus ministerios o cuerpo1s y comisiones, la Convención Nacional con sus cuerpos ministeriales, requieren de madurez para identificar los roles de los distintos cargos y ministerios de la estructura nacional, donde por vocación de unidad podemos estar en desacuerdo sin que eso signifique quebrantar el cuerpo. Cuerpo que no se administra desde la imposición vertical como en otras denominaciones o iglesias evangélicas, pues la autoridad en nuestra estructura va desde el centro en los niveles concéntricos hacia las estructuras de mayor tamaño.

Así; la asamblea de la iglesia local, los líderes de la iglesia, la iglesia como comunidad de creyentes; son las consolidan las asociaciones, las asociaciones son de iglesias, aunque a veces se mal entiende que son agrupaciones solo de los pastores, las asociaciones consolidan la Convención. Nuestras reuniones administrativas desde la iglesia local, en las asociaciones y convención son asambleas de negocios donde reconocemos la autoridad delegada a los directivos para impulsar la organización.

Entender la identidad relacional nos permite valorar nuestra identidad evangélica, comprender el conflicto situacional, es decir la complejidad de las posturas ante una situación dada que hacen que nuestras asambleas sean apasionadas y a veces espacios donde el conflicto no es bien llevado, nos invita a ser prudentes en nuestras participaciones en Asamblea, a fin de cuentas, solo somos una voz más en la multitud de personas que hacemos el cuerpo, donde debemos saber también callar y escuchar a otros, ya que en la multitud de consejeros sabremos hallar sabiduría2 para en conjunto tomar las mejores decisiones para ser sal y luz en la tierra.

Notas:

1. Los principios Bautistas han sido esbozados por diversos autores, algunos identifican otros, pero en la actualidad existe un consenso en siete:
1. El Principio Cristológico: Reconocemos el Señorío de Cristo.
2. El Principio Bíblico: Afirmamos la autoridad de la Biblia
3. El Principio Eclesiástico: Participamos de una membresía regenerada.
4. El Principio Sociológico: Creemos y promovemos el gobierno congregacional democrático.
5. El Principio Espiritual: Afirmamos y respetamos la libertad de conciencia.
6. El Principio Político: Creemos en la separación de la Iglesia con el Estado y la participación pacífica del creyente en la sociedad fundamentada en el respeto a los derechos humanos.
7. El Principio Misionológico: Afirmamos que todo creyente, hombre y mujer debe estar involucrado en la misión y evangelización.
2. Parafraseo intencional de Proverbios 15:22

Sobre el autor:

Ronald Rivadeneira es Licenciado en Antropología Aplicada, Magister en Estudios Sociales con mención en Sociología. Es pastor Bautista desde hace 19 años, ex Decano del Seminario Bautista del Ecuador Facultad Quito. Actualmente es Presidente de la Asociación de Iglesias Bautistas de Pichincha y miembro del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista Ecuatoriana.


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