La palabra trinidad no es un término bíblico. Lo repiten hasta el cansancio desde las revistas de los testigos de Jehová, con su arrianismo enfermizo, hasta los voluminosos manuales de teología sistemática, junto con la retahíla de argumentos exponiendo la dificultad de la doctrina (1). Es evidente la complejidad del concepto que hace resaltar nuestra limitación humana y nos lleva a la contemplación de las maravillas de nuestro Dios, al que no entendemos como totalidad pero que, a pesar de eso, se acerca a nosotros trayendo el regalo de la salvación. Podemos captar que Dios se revela, que Él es el que es el único que es Ser no dependiente sin causa de existencia inicial, pero ante Su majestad sólo nos queda decir que Dios es, al mismo tiempo que las cosas anteriores, un misterio, que lo podremos concebir mejor cuando la reconciliación que Dios ha iniciado a través del sacrificio de Cristo en la cruz se consume con la victoria definitiva (1 Cor. 13:12).
Asumo la Trinidad como enseñanza válida. Creo que "la palabra trinidad no sólo indica la cantidad de tres, sino que también implica la unidad de los tres. Este concepto se utiliza como término técnico en la teología. No es necesario insistir que cuando hablamos de la Trinidad de Dios, nos referimos a una trinidad en la unidad y a una unidad que es trina"(2). Creo que Dios es uno como lo expresa el Shema de Deut 6:4, y otros pasajes veterotestamentarios como por ejemplo Ex. 20:3, Deut. 4:35, 32:39, Is. 45:14 y 46:9. También considero que se insinúa la pluralidad por el uso de la palabra Elohim; afirmo que Cristo es Dios (Mt. 9:4 y la omnisciencia; 28:18 y la omnipotencia; 28:20 y la omnipresencia; Col. 1:17 y su sustento de todas las cosas; Juan 1:3 y su acción activa en la creación; Juan 5:27 y su papel en el juicio; Juan 1:1 y la afirmación categórica del logos como Dios), que el Espíritu Santo es Dios (Hch. 5:3-4; 1 Cor. 2:10 y la omnisciencia como atributo; 6:19 y la omnipresencia). Se desprende que las tres personas son "coeternas y coiguales, iguales en sustancia"(3).
También creo en el "concepto de trinidad económica (que) concierne a las acciones de administración y gobierno de las personas, o las opera ad extra –las obras de fuera, es decir, sobre la creación y sus criaturas-. Para el Padre, esto incluye las obras de elegir (1 Pe. 1:2), de amar al mundo (Juan 3:16), de dar buenas dádivas (Sgo. 1:17). Para el hijo enfatiza su sufrimiento (Marcos 8:31), el redimir (1 Pe. 1:18-19) y sustentar todas las cosas (Heb. 1:3). Para el Espíritu, contempla sus obras particulares de regenerar (Tito 3:5), fortalecer (Hech. 1:8) y santificar (Gal. 5:22-23) "(4). Esta triada decidió ordenarse y dividirse las funciones sin que por esto se altere su esencia intrínseca: su igualdad y su cosustancia. El Padre no es más por elegir, el Hijo no es más por morir en la cruz, el Espíritu Santo no es más por habitar en el creyente.
Francis Schaeffer nos plantea un punto capital sobre la naturaleza de la Trinidad: la unidad y la diversidad personales en el orden trino. "Pensemos en el Credo Niceno (5): tres personas, un Dios. Alegrémonos de que escogieran la palabra "persona". Independientemente de que si se dan cuenta o no de ello, esto fue la catapulta que lanzó al Credo Niceno a nuestro siglo y sus discusiones: tres personas en existencia, amándose unas a otras, en comunicación unas con otras, antes de que todo lo demás existiese.
Si esto un hubiera sido así, hubiésemos tenido un Dios que necesitaría crear para amar y comunicarse. En tal caso Dios necesitaría al universo tanto como el universo necesitaría de Dios. Pero Dios no necesitaba crear, Dios no necesitaba al universo como el universo lo necesita a él. ¿Por qué? Porque tenemos una completa y verdadera Trinidad. Las personas de la Trinidad se comunicaban entre sí, y se amaban unas a otras, antes de la creación del mundo"(6).
Por un momento me concentro en la Trinidad como tres personas. ¿De qué características son? ¿Podemos describirlas? ¿Tienen algunos atributos fundamentales además de las perfecciones de Dios? De manera sumamente elemental podemos afirmar que estas personas son independientes –en el sentido de la separación una de otras y de la singularidad plena una de las otras-, con vida, emociones, intelecto y voluntad distinguibles las unas de las otras. Estos matices evidentes, esta característica de la Divinidad como tres personas diferentes, implica que la frase "son uno" contenga un potente y radiante mensaje comunitario: Dios es tres pero uno, ergo, esos tres en una forma profunda, armónica y no absolutamente clara para nosotros, conviven en comunidad: la comunidad divina.
En la eternidad pasada (la "era" de pre-creación), la Divinidad-comunidad se tenía a sí misma y existía en un estado que podemos describir de la siguiente manera:
1. Estaba en un estado de suficiencia, perfección y equidad absoluta entre sus tres miembros.
2. Poseía una comunicación perfecta, fluida, permanente, empática, cálida, llena de lozanía e infinitud, comprensiva y real.
3. El amor (Dios es amor) es la esencia de la relación entre la comunidad divina. Tal era ese grado de amor que decide crear a pesar de no necesitarlo, que resuelve –en la economía divina- establecer una estructura de sujeción de una parte sobre las otras, que se comprenden a la perfección a pesar de las tensiones que trajo el conflicto soteriológico: las dudas de Cristo en la oración de Getsemaní (Mt. 26:37-42) o las sensaciones momentáneas de desamparo (Mr. 15:34).
Entonces, la comunidad divina es la génesis de nuestra humanidad comunitaria. El ejemplo trinitario de equidad, comunicación y amor incondicional y rebosante debe llenar nuestros ojos e impulsarnos a capturar el modelo de quien somos imágenes para que en esta tierra los cristianos tengamos un parangón activo y trascendente que sea el norte de nuestra praxis de vida cristiana.
Que así sea.
Notas:
(1) Aunque para mí más compleja que la Trinidad es la enseñanza de la unión hipostática de las dos naturalezas de Cristo, porque en el primer caso en última instancia puedes decir: "Dios es Dios, es infinito y con nuestra finitud no podremos comprenderlo", pero en el segundo… ¿qué hacer si Jesús anduvo entre nosotros?
(2) Berkhof, L: "Teología Sistemática". Grands Rapids: TELL, 1979. Pag. 98
(3) Ryrie, Charles: "Teología Básica". Miami: Unilit, 1993. Pag. 61
(4) Ryrie, Charles. Ibid. Pag. 62.
(5) El Credo Niceno dice los siguiente:
Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles; Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, Engendrado del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero, Engendrado, no hecho, consubstancial con el Padre; Por el cual todas las cosas fueron hechas, El cual por amor a nosotros y por nuestra salud descendió del cielo, Y tomando nuestra carne de la virgen María, por el Espíritu Santo, fue hecho hombre, Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilato, Padeció, y fue sepultado; Y al tercer día resucitó según las Escrituras, Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre. Y vendrá otra vez con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos; Y su reino no tendrá fin. Y creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, procedente del Padre y del Hijo, El cual con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y glorificado; Que habló por los profetas. Y creo en una santa Iglesia Católica y Apostólica. Confieso un Bautismo para remisión de pecados, Y espero la resurrección de los muertos. Y la vida del Siglo venidero. Amén.
(6) Schaeffer, Francis: "El está presente y no está callado". Miami: LOGOI, 1974. Pp. 27-30.
Sobre el autor:
Abel García García, es peruano. Estudió Ingeniería Económica en la UNI y Misiología en el Centro Evangélico de Misiología Andino-Amazónica.
Es editor de la Revista Integralidad del CEMAA.
Es editor de la Revista Integralidad del CEMAA.
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