Pero Jesús no se queda allí, no sólo les da palabras de ánimo para calmar su ansiedad y proveerles un escape, sino que les invita a ver por aquellos que menos tienen. Jesús continúa hablando y les dice: «Vendan sus bienes y den a los pobres. Provéanse de bolsas que no se desgasten; acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche ni polilla que destruya. Pues, donde tengan ustedes su tesoro, allí estará también vuestro corazón.» Las palabras de Jesús son claras, aún cuando vivimos en un mundo que no nos asegura bienestar, no podemos vivir para nosotros mismos, protegiéndonos y pensando solo en nuestro futuro de manera egoísta. Él nos invita a confiar, a ambicionar por el reino de Dios, a poner nuestros ojos en lo que en verdad vale y no tener nuestro corazón en las cosas de este mundo.
Sobre la autora:
Alejandra Ortiz es de Tijuana, México y comparte la vida con Abdiel y su hija Erandi. Estudió historia en Tijuana y Teología en Regent College en Canadá. Trabaja en la formación y discipulado de estudiantes, obreros y líderes en las fronteras de México-Estados Unidos.