Introducción a la teología evangélica – Karl Barth

Hay libros que no pretenden decirlo todo, pero que logran iluminarlo todo. Introducción a la teología evangélica, publicado en español por Ediciones Sígueme, pertenece a esa categoría rara: la de los textos breves que condensan una vida entera. Estas páginas recogen las lecciones que Karl Barth dictó al final de su carrera, cuando ya no necesitaba demostrar erudición sino entregar una herencia. Y lo que entrega no es un manual ni un sistema, sino un modo de respirar teología: a la luz del Evangelio, dentro de la comunidad, bajo la Palabra que antecede, juzga y renueva a la iglesia.

Portada del libro

Introducción a la teología evangélica

Introducción a la teología evangélica es el testamento intelectual de Karl Barth: un libro breve, claro y profundamente pastoral donde el teólogo reformado resume lo esencial de la tarea teológica como respuesta humilde al Dios que habla. Con una estructura que recorre el lugar, la existencia, los riesgos y la labor de la teología, Barth devuelve al centro la Palabra, la comunidad y la esperanza. Una obra imprescindible para quienes desean pensar la fe con seriedad, libertad y reverencia.

El libro está estructurado en cuatro bloques que recorren la esencia de la tarea teológica: su lugar, su existencia, sus riesgos y su labor. En cada apartado Barth desarma nuestras seguridades: la teología no es técnica, ni ideología, ni disciplina autónoma, sino respuesta humilde a un Dios que habla. La Palabra, los testigos, la comunidad y el Espíritu aparecen no como objetos de estudio, sino como el espacio vital donde la teología ocurre. Y en esa misma línea, Barth recuerda que el teólogo vive afectado, comprometido, expuesto a la soledad, la duda y la tentación, pero sostenido por la esperanza. No escribe como académico retirado, sino como creyente conmovido.

La edición de Sígueme —cuidada, clara, con traducción de Constantino Ruiz-Garrido— subraya lo que el propio Barth buscaba: que este libro se lea despacio. Que cada capítulo sea una invitación a preguntarse no “qué sé de Dios”, sino “qué hace Dios al hablarme”. En tiempos en que la teología corre el riesgo de volverse opinión, marketing o autoafirmación, Barth devuelve lo esencial: la teología es servicio, estudio, oración y amor. Una tarea eclesial que pide rodillas, paciencia y comunidad.

Introducción a la teología evangélica no es un libro para llenar la cabeza, sino para enderezar el corazón. Para recordar que la teología es un acto de obediencia, no de control; un ponerse a la escucha, no a la defensiva; un ejercicio de esperanza, no de poder. Por eso sigue siendo un texto indispensable para quienes predican, enseñan, investigan o simplemente desean que su fe piense con fidelidad y profundidad. Barth, casi al final de su vida, nos deja aquí su testamento: una invitación a volver al Evangelio, con la seriedad de la inteligencia y la humildad del discípulo.

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