Pienso en Jesús y en sus encuentros con la mujer samaritana (Juan 4) o con Nicodemo (Juan 3). Me atrevo a decir que, antes que elocuente predicador, Jesús fue un maestro en el arte de conversar.
Sabía escuchar, preguntar, interpelar y, sobre todo, amar. Amaba más las preguntas que el otro traía que los discursos que él mismo podía proclamar. A partir de esas preguntas, anunciaba la buena noticia del Reino.
He sido predicador y profesor de oratoria sagrada (homilética y otros cursos similares) durante muchos años. Seguiré siéndolo, si la gracia del Señor me lo permite. Pero hoy anhelo crecer más en el sagrado arte de la conversación espiritual.
Conversar, escuchar, discutir, interpelar y ser interpelado, afirmar, reír y amar mientras se conversa son, en mi opinión, las nuevas habilidades (blandas) del arte de predicar hoy. Lo mismo pienso acerca de la educación, y mis estudiantes lo saben.
Se necesitan más conversaciones que predicaciones (porque conversando se podría predicar); más mesas que púlpitos (porque no hay mejores púlpitos que las mesas). Sobre el autor:
El pastor y teólogo Harold Segura es colombiano, radicado en Costa Rica. Director de Fe y Desarrollo de World Vision en América Latina y El Caribe y autor de varios libros. Anteriormente fue Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Colombia.
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