El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? - Isaías 58:6 (NVI)
En Ecuador, la historia de Paola Roldán es la de una mujer marcada por el dolor de vivir con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neuromotora que va deteriorando lentamente los músculos del cuerpo, hasta impedir todo movimiento. Esta enfermedad, progresiva e incurable, deterioró profundamente la calidad de vida de Paola, quien dependía de una máquina para respirar y de asistencia médica las 24 horas del día.
Aunque Paola tenía los recursos para enfrentar su padecimiento, ningún tratamiento o medicamento podía aliviar el dolor de ver a su esposo y su hijo consumirse en la tristeza, detenidos a su lado en una cama, olvidándose de vivir. No hay paliativo que calme el sufrimiento de depender de otros hasta para derramar lágrimas. El clamor de Paola ante las cortes del Ecuador no fue una negación de la vida, sino una expresión de gratitud por el amor que sentía por su familia, al mismo tiempo que sufría al verlos impotentes frente a una enfermedad implacable.
El profundo amor que sentía por ellos la impulsó a soportar innumerables tratamientos, a aferrarse a la esperanza en cada médico y medicamento, y a enfrentar el dolor diario de respirar, simplemente para seguir. Pero ese mismo amor le hizo entender que no podía ser una carga para sí misma ni para su familia.
Paola alzó su voz por muchos que sufren en silencio. Hoy ya no está con nosotros, pero su lucha fue un último acto de amor hacia su familia y hacia quienes aún hoy siguen quebrantados por el dolor y la enfermedad. Su solicitud ante la Corte y el debate que generó sobre la muerte asistida como un derecho para garantizar su dignidad nos desafían como cristianos a preguntarnos: ¿Qué postura debo tomar frente a este dolor? ¿Qué puedo hacer para romper ese yugo opresor?
La muerte asistida y planificada no busca legalizar el suicidio, sino ofrecer una opción digna y asistida para poner fin al sufrimiento de una persona. Para ello, es necesaria una ley que reconozca este derecho. Dios habló a Isaías, interpelando al pueblo a liberar a los quebrantados y romper todo yugo:
"Dejen libres a los quebrantados, y rompan todo yugo"
Él cuestiona las prácticas religiosas vacías que ignoran el dolor humano, y reconoce que ese dolor es una opresión, un yugo que roba la dignidad. La muerte asistida puede ser, en algunos casos, el acto de amor más grande que un sufriente puede hacer por sí mismo y por quienes ama, liberándolos del yugo del sufrimiento.
Sobre la autora:
Mayra Soria, es ecuatoriana, Doctora en Jurisprudencia y Abogada de los Juzgados y Tribunales por la Universidad Central del Ecuador. Magister en Derecho Penal, especialista en criminología por la Universidad Regional Autónoma de los Andes. Conferencista y capacitadora en temas de investigación y litigación penal en delitos de violencia de género.
Mayra Soria, es ecuatoriana, Doctora en Jurisprudencia y Abogada de los Juzgados y Tribunales por la Universidad Central del Ecuador. Magister en Derecho Penal, especialista en criminología por la Universidad Regional Autónoma de los Andes. Conferencista y capacitadora en temas de investigación y litigación penal en delitos de violencia de género.
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