«Mi llanto es mi alimento día y noche mientras no dejan de preguntarme: “¿Dónde está tu Dios?”.» SALMOS 42:4 BTI
Pienso en las personas empobrecidas, sin apenas un trozo de pan que llevar a su propia boca y a la de sus hijos e hijas. Pienso especialmente en aquellas que confiesan a Jesús de Nazaret, que son parte del pueblo De Dios-Iglesia, y que su único alimento es el llanto. Y el dolor se les hace más intenso cuando escuchan a su alrededor la pregunta, “¿dónde está tu Dios?“. Pregunta que acaban haciendo suya al ver la realidad en la que se ven sumidas: ¿dónde está mi Dios?.
Su pregunta se transforma en otra, si cabe más punzante: ¿dónde están aquellas personas que se consideran mis hermanos y hermanas por compartir la misma fe..?
No digo nada nuevo si afirmo que esa parte del pueblo de Dios que vivimos en el “mundo rico” solo compartimos con nuestros hermanos y hermanas -cuyo único alimento son sus lágrimas- las migajas que caen de nuestra privilegiada mesa construida a golpe de egoísmo e insolidaridad. La situación es para llorar, no por ellos, sino por nosotros que con nuestra práctica hemos convertido la buena noticia del Evangelio en una mala nueva justificadora de la diabólica realidad social en la que vivimos.
¿Hay esperanza? Sí, la hay. Simplemente debemos abrir nuestros oídos a la voz del Resucitado que nos dice constantemente “¡dadles vosotros de comer!” a fin de que haya igualdad. Acabo expresando, en palabras de Pablo, el deseo de fraternidad y ayuda mutua que anida en el corazón de Dios: «que en este momento vuestra abundancia remedie su necesidad, para que su abundancia remedie en su día vuestra necesidad. De este modo reinará la igualdad, como dice la Escritura: A quien recogía mucho, no le sobraba; y a quien recogía poco, tampoco le faltaba.» 2 CORINTIOS 8:14-15 BTI
Soli Deo Gloria
Sobre el autor:
Ignacio Simal es español y pastor de la Iglesia Evangélica Española en Catalunya. Estudió teología y Biblia en Barcelona, Guatemala y Bilbao. Presidente de la Asociación Ateneo Teológico y fundador en el 2005 de la revista digital Lupa Protestante; dirige el Departamento de Comunicación de la Iglesia Evangélica Española; Por 25 años fue profesor de Teología y Biblia en Catalunya.
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jueves, 7 de septiembre de 2017
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Acerca de los que tienen su llanto como único alimento | Por Ignacio Simal Camps
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