Desarrollo humano y felicidad | Por Víctor Rey - El Blog de Bernabé

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miércoles, 20 de marzo de 2013

Desarrollo humano y felicidad | Por Víctor Rey

El Informe sobre Desarrollo Humano – “El ascenso del Sur: Progreso humano en un mundo diverso” – se dio a conocer el 14 de marzo 2013 en la Ciudad de México por el Presidente Enrique Peña Nieto y la Administradora del PNUD Helen Clark. También ha proclamado el Día Internacional de la Felicidad para el 20 de marzo del presente año. Una celebración con la cual se pretende recordar que la búsqueda de la felicidad es un objetivo humano fundamental. El Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon destacó que el desarrollo sostenible se relaciona directamente con la felicidad y el bienestar. La resolución reconoce además la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos.

Su aprobación se produjo después de que el pasado julio la Asamblea General de la ONU reconociera a petición de Bután, la búsqueda de la felicidad como un objetivo humano fundamental e invitara a los Estados a promover políticas públicas que incluyan la importancia de la felicidad y el bienestar en su apuesta por el desarrollo . Esta iniciativa a favor de celebrar la felicidad ha logrado un respaldo unánime en la ONU y sus estados miembros.

El Informe sobre Desarrollo Humano 2013 examina el profundo cambio que están experimentando las dinámicas globales con el rápido ascenso de poderes de los países en desarrollo y la importante implicación de este fenómeno para el desarrollo humano.

China ya ha superado a Japón como segunda economía mundial, sacando al mismo tiempo a millones de personas de la pobreza. India trabaja activamente para replantear su futuro con la nueva creatividad empresarial y las innovaciones en políticas sociales. Brasil se ha convertido en un impulsor esencial del crecimiento de Sudamérica, mientras que la reducción de las desigualdades en el país a través de programas contra la pobreza que se emulan en todo el mundo.

Turquía, Tailandia, Sudáfrica, México, Indonesia y otras muchas naciones que se desarrollan dinámicamente también se han convertido en actores protagonistas en el escenario mundial, ofreciendo importantes lecciones políticas y valiosas alianzas para el Sur en su conjunto, incluyendo a los países actualmente menos desarrollados.

Mirando al futuro y a los críticos desafíos a largo plazo a los que se enfrenta hoy en día la comunidad internacional, desde la desigualdad hasta la sostenibilidad de la gobernanza global, el Informe 2013 identifica políticas y reformas institucionales que reflejan la nueva realidad del Sur emergente, que podrían promover en las próximas décadas un mayor progreso humano en todo el mundo. El Informe sobre Desarrollo Humano 2013 incluye contribuciones sobre el tema de, entre otros, el Premio Nobel Amartya Sen, el Presidente de la Cooperación Internacional de Japón Akihiko Tanaka, el Alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, y el Ministro de Desarrollo de Turquía Cevdet Yilmaz.

En relación a América Latina destaca en el puesto 40 Chile seguido por Argentina en el lugar 45, Uruguay en el 51 , Cuba en el 59 y Panamá en el 60. En los últimos lugares se encuentran El Salvador en el puesto 107, Bolivia 108, Paraguay 111, Honduras 120, Nicaragua 129, Guatemala133 y Haití en el puesto 161 con un bajo índice de desarrollo humano. La lista de 187 países está encabezada por Noruega, seguido por Australia, Estados Unidos y Holanda y la cierra Níger y la República del Congo.

Desde mediados de los años 80 en el PNUD se estudian las estrategias de desarrollo más adecuadas para superar los desequilibrios generados por los programas de ajuste estructural en los países en vías de desarrollo, siguiendo las teorías del economista hindú Amartya Sen, premio Nóbel de Economía en 1998.

El énfasis de estos esfuerzos se situaba en plantear el bienestar de los ciudadanos como principal objetivo de las políticas de desarrollo, pero un bienestar no solamente asociado a mayores niveles de ingresos. Desde esta óptica, el incremento de los ingresos económicos pasaba de ser el único objetivo de los procesos de desarrollo a transformarse en un medio para el mismo.

El PNUD ha realizado algunas de las mayores contribuciones al concepto de desarrollo humano al concebir el mismo como “un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos y que se traduce en la libertad general que deberían tener los individuos para vivir como les gustaría”.

Utilizando dicha terminología, el Desarrollo Humano es un proceso mediante el cual se busca la ampliación de las oportunidades para las personas, aumentando sus derechos y sus capacidades. Este proceso incluye varios aspectos de la interacción humana como la participación, la equidad de género, la seguridad, la sostenibilidad, las garantías de los derechos humanos y otros que son reconocidos por la gente como necesarias para ser creativos y vivir en paz. Para el PNUD las personas son la verdadera riqueza de las naciones y, por ende, el desarrollo consiste en la ampliación de las opciones que ellas tienen para vivir de acuerdo con sus valores y aspiraciones. Por eso el desarrollo humano significa mucho más que el crecimiento del ingreso nacional per capita, el cual constituye solamente uno de sus medios para ampliar las opciones de las personas.

En principio, las oportunidades del ser humano pueden ser infinitas y cambiar con el tiempo. Sin embargo, las tres más esenciales y comunes a efectos del desarrollo humano, y medidas por el Índice de Desarrollo Humano (IDH), son:

• Una vida longeva y sana, medida por las esperanzas de vida al nacer.
• El conocimiento, medido por la tasa de analfabetismo adulto (con una ponderación de dos tercios y la tasa de matrícula total combinada de primaria, secundaria y terciaria (con una ponderación de un tercio).
• Un nivel de vida decente, medido por el Producto Interior Bruto per cápita.

Si no se poseen estas oportunidades esenciales, muchas otras alternativas continuarán siendo inaccesibles. Pero el desarrollo humano no termina allí; otras oportunidades, altamente valoradas por muchas personas, van desde la libertad política, económica y social, hasta la posibilidad de ser creativo y productivo, respetarse a sí mismo y disfrutar de la garantía de Derechos Humanos.

En términos de evaluación y de diseño de políticas de desarrollo el enfoque de desarrollo humano plantea pistas muy importantes, ya que:

• Propone como objetivo de los procesos de desarrollo la ampliación de las opciones (libertades) que tienen las personas. Así, los objetivos del desarrollo van más allá de lo económico y material (libertades políticas, capacidades sociales, etc.).
• Reclama la importancia de las particularidades locales y culturales para diseñar las estrategias de desarrollo más adecuadas.
• La participación de las personas en la vida pública (diseño y aplicación de políticas públicas) es un factor central de esta forma de entender el desarrollo, pues así se pueden detectar sus demandas y aspiraciones.
• El desarrollo humano exige una articulación de esfuerzos y avances en todos los ámbitos, tiene carácter integral y transdisciplinar. Los instrumentos comprenden aspectos económicos, políticos, sociales e institucionales. • La acción complementaria de los diferentes sectores sociales es la que promueve mayores avances en el desarrollo humano: económico, social y político.

Creo que al tener presente el último Informe de Desarrollo Humano y también la Resolución de Las Naciones Unidas sobre el Día Internacional de La Felicidad nos presenta un desafío que de alguna manera ya el Reino de Bután lo está llevando a la práctica, que es el de buscar la Felicidad Interna Bruta (FBI), que tiene como objetivo medir el valor del bienestar cultural, social, humano y natural de la naciones, en lugar de centrarse solo en el capital financiero e industrial. Ya que el Producto Interno Bruto (PIB) no refleja adecuadamente la felicidad y el bienestar de los habitantes de un país. Nuestra visión debe ser la de un desarrollo que permita a las personas vivir más años, gozar de una vida más sana, recibir educación, tener acceso a una calidad de vida decente y tener libertad de vivir la vida que desean. Nuestro enfoque como el de Bután, debe equilibrar los aspectos materiales y no materiales del bienestar y los desafíos principales del siglo XXI: alcanzar el Desarrollo Humano Sostenible.

Sobre el autor:
Víctor Rey es chileno, radicado en Argentina.  Coordinador de Diplomatura de CETI (Centro de Estudios Teológicos Interdisciplinarios) de la Fundación Kairós  en Buenos Aires. Egresado del Seminario Teológico Bautista de Santiago de Chile, posteriormente se recibió de Profesor de Filosofía en la Universidad de Concepción.  En 1989 obtuvo la Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Alberto Hurtado (ILADES), Chile, y en 1993 el Master en Comunicación Social en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.
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