Desde que se inventaron las fronteras solo han servido para desunir; pero nunca para unificar a los pueblos. Las fronteras evidencian la mezquindad existente en nuestros pobres, viles y egoístas corazones. Siempre estamos codiciando más a pesar de lo mucho o poco que tenemos y el resultado de ello ha generado la mayoría de guerras registradas en la historia mundial.
Hoy día enfrentamos un conflicto territorial y claro está, hay todo un trasfondo socio-político que nos mantiene atentos. Pero este sentimiento se incrementa gracias a los mismos medios de comunicación amarillistas y sensacionalistas que atizan los “fuegos de la discordia”. Lo digo pues hace pocos días me encontraba en tierra nicaragüense (por cierto, recibí un buen trato y estoy en deuda con mis hermanos) y el ambiente que allí se percibe es más calmado y menos tenso, a diferencia de este otro lado de la frontera. Por supuesto, también nuestros hermanos vecinos resienten las acciones y decisiones emprendidas por sus mandatarios.
“Est captu facilis turbata piscis in unda” Este adagio latino que significa: “En rió revuelto, ganancia de pescadores”, nos alertar a no bajar la guardia, pues en ambientes de tensión, los ánimos se calientan y personas inescrupulosas se aprovechan con más razón para justificar la agresión vil y despreciable contra otros.
Queda demostrado cuando un grupo de vándalos el viernes 12 de noviembre, lanzó una bomba de fabricación casera, molotov, a la embajada de Nicaragua sin medir las consecuencias. Sin ir a los extremos, también se evidencia cuando en lo cotidiano, se aprovecha para hacer mofa y chiste de los ticos contra los nicas (así como de los nicas contra los ticos). Los gobiernos llaman al nacionalismo o patriotismo mediático, fomentando en cierta forma, la contienda y la xenofobia, mientras aquí se desvía la atención de aquellos temas que aún no han recibido pronta respuesta; tales como la “minería a cielo abierto”, “la huelga de los maestros”, entre otras injusticias.
Ortega y sus gobernantes, también saben “pescar en río revuelto”. Al menos ese es el sentir que escuché por parte de los mismos nicaragüenses estando allá. El sabe que si desea volver a ganar la credibilidad de sus compatriotas para un relanzamiento, tendrá que utilizar cualquier ardid o " placebo político" que contribuya a renovar su imagen, cada vez más deteriorada por las promesas y sueños de prosperidad para su pueblos, que han quedo en puras ilusiones por causa de un gobierno que se asemeja más al capitalismo que se aleja más de su razón original de existir. El mismo sacerdote Ernesto Cardenal, quien apoyó a Ortega en la Revolución nicaragüense, en 1994, abandonó el partido porque notó este gran cambio.
Dios permita que los cristianos, tanto de una nación como la otra, recordemos que el único camino certero que tenemos es cultivar, promover y defender la paz. Esa paz que se teje desde nuestros corazones, se evidencia en nuestros hogares y crecer en nuestros actos y hechos que cruzan las fronteras.
Sobre el autor:
Alexander Cabezas Mora es costarricense, master en Liderazgo Cristiano y en Teología. Se ha desempeñado como conferencista, pastor adjunto, profesor de varios seminarios teológicos y consultor en materia de niñez y adolescencia para varias organizaciones internacionales. A participado como escritor y coescritor en varios libros entre ellos, Huellas, Spiro, Entre los Límites y los Derechos, Disciplina de la Niñez, En sus manos y nuestras manos, la co-participación de la niñez y la adolescencia en la misión de Dios y Oración con los ojos abiertos.
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