Tal vez si Joel viviera hoy hablaría del COVID–19, una “plaga de langostas” que destruyó todo a su paso.
No conocemos mucho sobre el profeta Joel, ni del tiempo específico en que predicó.
Lo que notamos solo al iniciar la lectura es la singular manera de hablar del profeta, con tono enfático, llamando la atención sobre el carácter extraordinario de lo que iba a comunicar.
“¡Oigan esto, ancianos del pueblo! ¡Presten atención, habitantes todos del país! … Cuéntenselo a sus hijos, y que ellos se lo cuenten a los suyos, y estos a la siguiente generación” (1. 2-3).
Continúan palabras como:
despierten, giman, lloren, laméntense, ayunen, clamen, toquen trompeta en Sion, den voz de alarma, estremézcanse, oren, miren, alaben, alégrense y regocíjense, no tengan miedo, profetizarán, soñarán, proclamen, movilícense, etc.
Evidentemente, este corto libro es un llamado a la comunicación.
Los capítulos 1 y 2 describen una plaga de langostas gigantesca, insectos de diferentes tamaños, como un gigantesco ejército que destruye todo a su paso. Muchos de nosotros, entre ellos yo, nunca hemos visto una plaga de langostas. Hoy en día aún existen, pero hay muchos recursos para combatir estos insectos, especialmente los pesticidas agrícolas.
Tal vez si Joel viviera en la actualidad hablaría del COVID–19, esa plaga que pasó en poco tiempo, destruyendo todo a su paso, un pequeño virus con “dientes de león y con coronas en su cabeza” que dejó mucha desolación, pobreza, luto a su paso.
Pero podríamos pensar también en otros tipos de langostas destructoras; la drogadicción, el alcoholismo, la violencia, las guerras o el suicidio.
El profeta hace varios llamados al arrepentimiento.
Pienso que la idea central del profeta Joel, es acudir al Señor, pero también no quedarnos con los brazos cruzados, ni tampoco lo que hacen muchos, buscando culpables de las tragedias, tirando la culpa a otras personas o al mismo demonio.
Los cristianos contemporáneos deberíamos evitar el juego de la culpa, las teorías de la conspiración y los enfoques oportunistas de los desastres. Mucho daño se ha hecho con “comunicadores” que simplemente pasan alarmando a la gente, sin dar ningún tipo de soluciones.
Pero teniendo en cuenta esto, no deberíamos dejar de lado los llamados de Dios al arrepentimiento. Creo que, ante cualquier tipo de catástrofes, sea la que sea, debemos buscar una profunda comunicación con el Señor, y también una correcta comunicación con las demás personas, nuestros hermanos de fe, nuestras familias, nuestros amigos, vecinos, compañeros de trabajo, y con todos nuestros seguidores en las redes sociales. Mucho mal han hecho y hacen los cristianos alarmistas, que ven en cada cosa que ocurre algún tipo de conspiración.
Y sí, Joel hace llamados a la esperanza, el gozo, la abundancia, la bendición y la comunicación más allá de todo lo normal:
- La restauración es la respuesta del Señor (2.18-27)
- El Señor hará grandes cosas (2. 21-22)
- Lluvias de otoño y lluvias de primavera (2.23)
- El tiempo de la restitución (2.24-27)
El COVID vino y se fue. Podemos decir que terminó.
En este momento estuvimos pasando por terribles incendios en Sudamérica, pero llegó la lluvia y terminó. Y así, no hay mal que dure mil años...
No podemos afirmar que todos los males terminarán ahora, pero a pesar de tantas cosas malas, podemos comunicar el mensaje de Jesús; un mensaje de paz, de esperanza, de salvación.
Y de esto se trata el tema de la comunicación de Joel:
Tal vez los discípulos de Jesús no esperaban poder comunicar algo bueno y positivo, luego de los dolorosos momentos en que vieron a Jesús colgado en la cruz. Pero sí, en Pentecostés vino una lluvia de comunicación, como nunca antes vista en el planeta tierra.
Y de esto nos habla Joel:
“Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes. En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre los siervos y las siervas” (2.28-29).
Pedro, en su discurso el día de Pentecostés de Hechos 2, vio el cumplimiento de la profecía de Joel en la comunicación sobreabundante del Espíritu Santo. Recordemos que lo que llamó la atención en ese momento fue que las personas oían el mensaje de Jesús cada uno en su propio idioma.
Uno de los principales acontecimientos al ser derramado el Espíritu Santo fue el de una clara y extraordinaria comunicación.
- ¿No será este tiempo en el que el Señor quiere tener una mayor comunicación con cada uno de nosotros?
- ¿No será este un tiempo en que Dios quiere darnos el don de la comunicación?
- Que el Señor derrame sobre nuestras vidas lluvia temprana y lluvia tardía, para que, dejando atrás a las terribles langostas, podamos llegar al mundo con un poderoso mensaje del amor maravilloso de nuestro Señor.
Para estudio complementario:
Estudio Inductivo de Joel
Comentario de Joel
Resumen de Joel: un panorama completo animado (video)
Sobre el autor:
Wolfgang A. Streich es paraguayo, y está casado con Ruth. Tiene un bachiller en Teología y una Lic. en periodismo. Es miembro de la iglesia menonita Concordia y coordinador de Anabautista Digital 500 y corresponsal de Anabaptist World. Dirige también la página Buenas Noticias Ilimitadas.
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