Que el Dios que inspira al caminante e ilumina los senderos; Que el Dios que renueva esperanzas y nos devuelve a la vida; Sea Él, dándonos la certeza de su presencia y la seguridad de su guía. Que su
palabra, que es vida y luz, afirme nuestros pasos y aclare el rumbo. Y que ardan nuestros corazones con el fuego de su amor y con la fuerza transformadora de su ejemplo, que nos devuelve a la comunidad con un sentido y con una nueva mirada. Por eso, transformados por la experiencia del que camina a nuestro lado: volvamos a la vida. Vayamos a las calles de las ciudades y de los pueblos, sensibles al dolor de los que están a los lados del camino. Y en los márgenes de la vida y dejémosle saber nuestra esperanza. Y, llenos del Espíritu de Jesús, seamos solidarios y busquemos la justicia. Curemos heridas y levantemos caídos. Seamos -nosotros mismos- la bendición de sus vidas, para la gloria del que vive y nos llama a la vida. Así nos bendiga Dios. Amén
Sobre el autor:
Jorge Daniel Zijlstra Arduin es pastor y teólogo, estudió en ISEDET/ Argentina (Bachillerato Superior en Teología) y en la UBL/Costa Rica (Licenciado en Teología y Pastoral). Sirve en la Iglesia Presbiteriana USA en Puerto Rico y es Primer Vice Presidente de la Junta Directiva del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI).
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