Somos muchos los que estamos de acuerdo en que este modelo social está en crisis. Buena prueba de ello es la situación socioeconómica que nuestro país, así como el resto de Europa, está atravesando.
El pasado domingo 10 de Junio, el Presidente Mariano Rajoy nos informaba, bajo el eufemismo “línea de crédito”, que España había sido rescatada. No en las mismas condiciones en la que lo fueron Irlanda, Grecia o Portugal, pero a fin de cuentas “rescatada”.
Ahora bien “rescatada” de qué y para qué… Ahí está el meollo de la cuestión. Lo que es indudable es que esa “línea de crédito” no cambiará a medio plazo la situación de los ciudadanos del Reino de España. Es más, con toda probabilidad la agravará.
Hace siglos un profeta hebreo (Isaías 52.1-7) anunciaba una buena nueva dirigida a un pueblo cautivo, sin razón, por uno de los imperios en boga en aquel tiempo. Una buena noticia que instaba al pueblo a que tomara iniciativas, a que soltara “las ataduras de su cuello”. Y añadía que iban a ser rescatados sin dinero.
¿Sin dinero? ¿Sin dinero se puede emprender un proyecto social liberador, un proyecto de “rescate”? Parece que a ello apuntaba el antiguo profeta. Para liberarse del yugo del Imperio y de los Mercados no es necesario dinero. Más bien lo que necesitamos es emprender una acción: Sacudirnos el polvo, levantarnos y romper las cadenas que nos atan a una forma de convivencia social que sólo produce muerte, y muerte en vida de la mayoría del pueblo. Para ello no se necesita dinero. Creedme que es así.
Siglos después del profeta hebreo, un antiguo cristiano afirmó la posibilidad de ser rescatados de una manera vacía –de justicia- de entender la existencia y la convivencia social heredada de nuestros padres (también esclavos como nosotros) “sin oro y sin plata” (1 Ped. 1.18). El rescate que anunciaba el viejo discípulo cristiano guardaba relación con el mensaje y la vida de Jesús de Nazaret. Aquel al que los cristianos y cristianas confesamos como Mesías, como aquel que trae esperanza real al mundo (1 Ped. 1.19).
Y ahí está lo que entiendo por “rescate sin necesidad de dinero”: la necesaria rebelión a un modelo social que nos tiene agarrados, dicho suavemente, por el cuello. La sabiduría del pueblo, iluminada por el ejemplo de Jesús, debe mostrarse en la disposición a cambiar el actual modelo social desde abajo, desde la base. Ello consiste en decir basta a la injusticia, al consumo, a la insolidaridad, al “sálvese quien pueda”, y crear modelos sociales humanizadores, aquí y ahora, frente a la esclavitud que se nos impone desde arriba. Ello exige unidad y compromiso de nuestra parte para enfrentar al coloso que nos esclaviza. Dicho de paso, y rememorando el título de una famosa película, es un coloso que está en llamas. Y en ese proceso liberador los cristianos y cristianas tenemos algo que aportar. No me cabe la menor duda, pues de albergar la más mínima duda dejaría de llamarme cristiano en este preciso momento.
Para vivir de una manera alternativa al modelo social vigente no se necesita dinero, sino coraje. Si lo logramos estaremos “dinamitando” el sistema desde sus fundamentos, sin dejar memoria alguna del mismo (Apo. 18:9-20). A ello estamos convocados las mujeres y los hombres que no nos resignamos a seguir sintiendo por más tiempo las frías cadenas que nos imponen y nos quieren seguir imponiendo a golpe de Decreto Ley. Ellos, los poderosos de este mundo, siguen –como antaño- atando, como dijera Jesús de Nazaret, “cargas pesadas e imposibles de llevar, y las ponen sobre los hombros de las personas; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas” (Mt. 23.4). Y nosotros decimos basta. Basta ya de tanto “marear la perdiz”.
Sobre el autor:
Ignacio Simal es español y pastor de la Iglesia Evangélica Española en Catalunya. Es el fundador y director de la revista digital Lupa Protestante; dirige el Departamento de Comunicación de la IEE. Por 25 años fue profesor de Teología y Biblia en Catalunya.
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Sitio Web de Ignacio: Blog del Pastor Dadaísta
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