¿Embarcaciones de esperanza? | Por Richard Serrano - El Blog de Bernabé

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viernes, 3 de marzo de 2017

¿Embarcaciones de esperanza? | Por Richard Serrano

Jesús les dijo: — ¿A qué viene ese miedo? ¿Por qué es tan débil su fe? Entonces se levantó, increpó a los vientos y al lago y todo quedó en calma (Mateo 8:26).


Imagen: Pixabay
Introducción

Del 10 al 14 de octubre de 2016: ¡Pasé una semana en alta mar! Más de lo que había estado antes en mis 43 años de vida. Con otros líderes de América Latina, gracias a la Iglesia Promesa, Nueva York, pastoreada por el hermano Nam-Soo Kim. La ocasión sirvió para: a) celebrar el pasado del Movimiento 414; b) evaluar su presente; c) y soñar o proyectar su futuro, de cara a 2030

La experiencia me hizo pensar en “Un crucero como metáfora”: a) Disfruté los paisajes, el compañerismo y los banquetes; b) Tuvimos fecundas reuniones de trabajo; c) Observé otras cosas también:
  • Gente que se servía de las atenciones de otros, incluso en lo más mínimo
  • Seres humanos descansando, dignamente
  • Familias disfrutando, probablemente, el esfuerzo y el ahorro de mucho tiempo
  • Niños, familias, parejas de ancianos, grupos de turistas, en fin… Por cierto, ¡observé mucho desperdicio de alimentos!
Investigué algo de las embarcaciones:

a) Naves cóncavas para transportarse por encima de la superficie acuática;
b) Se cree que iniciaron con los egipcios;
c) Los fenicios, griegos, romanos, invasiones bárbaras;
d) Los europeos (s. XV y XVI, España y Portugal);
e) Sus materiales (madera, metales, fibras), formas o usos han variado en la historia: movilización, trabajo, comercio, guerras, otros intercambios…

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Esto de agua y embarcaciones no era extraño para Jesús y sus discípulos… No solo la historia de la humanidad está, de alguna manera, marcada por la presencia y función de las embarcaciones (movilización, trabajo, alimentación, guerras, mercados, otras actividades contemporáneas), en la Biblia podemos derivar alguna “teología de las embarcaciones”… ¡Los viajes misioneros de Pablo se sirvieron mucho de ellas!

Lo que el crucero me hizo pensar, cosas que, por cierto, pudieran aplicar a la vida personal, familiar, eclesial, incluso a las sociedades…:

a) Algunos “pagan” para que otros hagan todo por ellos… ¡Van decididos a ser servidos, en todo! ¿Es así en algunos hogares o iglesias?;
b) Para que la embarcación avance sin contratiempos hay un personal que trabaja día y noche, sin ser vistos, en los cuartos de máquina, limpieza, seguridad, alimentos, mantenimientos, en fin… ¡Hay mucha gente trabajando, “héroes anónimos”, mientras otros solo “disfrutan”, observan o critican!;
c) Por más pericia que tenga el capitán y su tripulación, hay elementos externos que escapan a su control… ¡No tenemos control sobre todas las variables de un recorrido!;
d) No importa los paquetes que la gente haya tomado, o la “clase” en la que vaya, cuando ocurre alguna afectación, todos experimentan lo mismo, ¡porque todos van en el mismo barco! Cuando las sociedades se ven afectadas, no importa la creencia, la clase social, y demás, ¡todos estamos embarcados en la misma nave de la humanidad!;
e) Existe la tendencia a perder la noción del tiempo ahí adentro, los husos horarios cambian, y no siempre se observa lo que pasa fuera… ¡Se puede perder el contacto con la realidad!;
f) En algunas cabinas no hay ventanas, solo espejos. Nuestras congregaciones pueden ser unas con muy pocas ventanas (que nos conecten con la realidad), pero con muchos espejos (para mirarnos nosotros);
g) ¿Qué nos dice todo esto como creyentes, como iglesia, en medio de las turbulencias de nuestro tiempo?

Quisiera tomar algunos relatos de embarcaciones en la Biblia y derivar algunos principios y reflexiones. Les propongo, a la luz de tales referencias:

a) Pensemos en algunas de las turbulencias de nuestros días...;
b) Pensemos si somos o no embarcaciones de esperanza, en medio de tanta incertidumbre,                   dolor y desesperanza;
c) Notemos también que Dios usa situaciones en tornos a estas embarcaciones para                               manifestar, en algunos casos juicio, esperanza y vida, en otros

El arca de Noé (Génesis 6 y 7): Una embarcación para un pacto con la vida
  • La maldad de la gente era mucha, dice el texto... “Su pensamiento era de continuo solamente el mal...”
  • Dios se dolió… al ver tanta violencia. Se le atribuye a Dios sentimientos humanos para tratar de comunicarnos su pesar...
  • Dios determinó juicio…
  • Dios dio instrucción a Noé… En medio de la maldad, Dios siempre convoca a los suyos para proponer su gracia, la defensa de la vida y oportunidades de arrepentimiento
  • ¿Dónde están los dispuestos a diseñar “oportunidades” para la vida, guiados por el Dios de la vida?
  • ¿Dónde están los dispuestos a trabajar por algo que no ha pasado aún, pero creer que ocurrirá…?
  • ¿Quiénes están dispuestos a esperar que transcurran 120 años, entre burlas y adversidades, para mirar el cumplimiento de las palabras de Dios?
  • Noé halló gracia ante los ojos del Señor… ¿Somos, nosotros hoy, signos de vida y gracia para esta generación?
La barquilla de Moisés (Éxodo 2: 1-10): Una embarcación para la defensa de la niñez, y el resguardo de las nuevas generaciones…
  • El contexto es de violencia, opresión y sufrimiento
  • Ese sufrimiento llegó a la presencia de Dios
  • Amenaza de muerte contra los niños hebreos
  • ¿Dónde están las familias dispuestas a esconder a “niños en riesgo” durante tres meses, o más?
  • ¿Dónde están las “madres de Moisés” que, con astucia y la creatividad, diseñen barquillas que no se hundan en el Nilo?
  • ¿Dónde estás las niñas, hermanitas de Moisés, que se “paren a lo lejos”, a observar que pasa con las barquillas? ¡Necesitamos más “observadores” activos y observatorios multidisciplinarios en favor de la vida!
  • ¿Y qué de las “hermanitas de Mosiés” que llegan al lugar adecuado, a tiempo, para ofrecer oportunidades para criar a los niños en riesgo?
  • ¿Dónde están las “hijas de Faraón” que sean movidas a misericordia y desafíen al poder de turno para dejar con vida a más niños? Tan triste como real, las “hijas de Faraón” hacen hoy por la niñez más de lo que los “hijos de Dios”
  • Con humildad, ¿qué tan dispuestos estamos a salir y a apoyar cualquier iniciativa en pro de tantos niños amenazados?
  • La compasión de una mujer no hebrea redundó en beneficio de la preservación de Moisés, quien llegaría a ser el gran líder hebreo. Todos, sus padres, su hermana, incluso la hija de Faraón, solo eran instrumentos de la providencia divina para, al final, permitir la formación de un pueblo y la venida del Mesías del mundo
  • Nosotros, en ocasiones, solo vemos niños y circunstancias, ¡Dios ve instrumentos y propósitos redentores!
  • Moisés: “Salvado de las aguas”… ¡Salgamos a salvar a las nuevas generaciones de todo lo que atente contra su bienestar integral!
La embarcación de Jonás (Jonás 1: 1-12): La embarcación de la pretendida huida
  • Su maldad ha llegado a mi presencia…
  • Otra vez, un contexto de maldad, pecado y violencia
  • Dios levanta un gran viento… 
  • El ambiente se torna enrarecido, incluso para los más diestros marineros…
  • ¿No sentimos lo mismo por estos días? 
  • ¿Quién se siente del todo seguro?
  • ¿En qué lugar del mundo no soplan “fuertes vientos”?
  • Se forma una gran tormenta…
  • Un gran pez…
Grandes lecciones:

a) Un misionero que no quiere predicar, ¡paradoja!;
b) Un creyente que le molesta un Dios misericordioso, ¡inconcebible!;
c) Uno que no quiere que otros reciban perdón, ¡contradictorio!;
d) Un enviado que quiere cambiar de rumbo, unilateralmente;
e) Uno que se indigna por una mata, pero no le importa el destino de niños, hombres, mujeres y           animales;
f) ¡Cuando el misionero se hace parte del problema, y no de la solución!;
g) ¿Dónde estaba el problema de Jonás?:
  • En su patriotismo a ultranza. ¡Cuidado con los patriotismos extremos, manoseados, exagerados!. Terminan sacrificando la vida de los pueblos en el altar de los sistemas y poderosos de turno
  • Su etnocentrismo: pensar que su pueblo y cultura eran superiores a los demás
  • Su distorsión de la misericordia de Dios y la “indignidad” de otros
h) ¿Y cuáles serán nuestros problemas hoy, como iglesia?:
  • ¿Las diferencias son más importantes que el amor de Dios para todos?
  • ¿Pensamos que somos más dignos que otros, en nosotros mismos?
  • ¿Queremos darle clases a Dios de justicia divina?
  • ¿Nos parece que hay quienes no son dignos de la gracia y la misericordia divinas?
Tentativas de Jonás, ¿y las nuestras?:

a) Hacerse el loco, y comprar boleto para “otro destino”. ¡Los prejuiciados atacan o huyen!; b) Esconderse en el barco. “¿A dónde huiré de tu presencia?”;
c) Orar y arrepentirse…, ¿más por miedo? ¿Buscamos el favor de Dios solo cuando las circunstancias nos hieren a nosotros?;
d) Mirar a lo lejos la desgracia de los “infieles”;
e) Molestarse por una calabacera, pero ignorar la muerte de tantos niños, adultos y animales… Poner el foco en menudencia, pero descuidar lo más importante: la vida humana y sus condiciones favorables

El maestro en las barcas (Marcos 4: 35-41): Una barca de transición, ¡Pasemos al otro lado!

Jesús usó embarcaciones:

a) Para enseñar las verdades de su reino;
b) Para enseñar fe a sus discípulos;
c) Para trasladarse de un lugar a otro

Esta expresión: “Pasemos al otro lado”:

a) Es una alusión evidente para un cambio geográfico o de lugar;
b) Pero pudiéramos verla como transición misional o como “cambio” de “lugar teológico”:
  • De este lado, el énfasis parece más pedagógico... ¡Pasemos al otro lado, al de las acciones solidarias! Del anuncio a la demostración del evangelio
  • De este lado los vínculos parecen más adultos... ¡Pasemos al otro lado, al de los niños!
  • Del otro lado, los primeros milagros tocan vida de muchachos y niños:
          a) Proscritos sociales;
          b) Frágiles y necesitados;
          c) Incluidos en el reino;
          d) Llegarían a ser metáfora y modelo de su reino

¡Los adultos también se asustan! El maestro, no niega la realidad, ni cuestiona la humanidad, pero exhorta a más fe

Los días que vivimos levantan grandes tormentas. Estudios revelan que:

a) En el mundo, cerca de del 38% de los homicidios de mujeres han sido cometidos por sus                 parejas;
b) 1/5 mujeres y 1/13 hombres reportan haber sido objeto de abuso sexual cuando niños;
c) 132 millones de niños en el mundo se reportan como huérfanos;
d) Un promedio de 20% de niños latinos se emborracharon alguna vez en los últimos tres                     meses;
e) El 71% de los adolescentes usa más de una red social o El 66% de los adolescentes usa Facebook;
f) América Latina será 72% urbana en la próxima década;
g) Cada año, en el mundo mueren 11 millones de niños por enfermedades totalmente prevenibles;
h) 168 millones de niños se dedican a trabajos peligrosos;
i) El 1% más rico de la población mundial posee el 50% de la riqueza mundial;
j) Cada segundo, la industria pornográfica genera 3 millones de dólares

Conclusión:
  • Su vida es como una barca, su familia también…
  • Nuestra iglesia es como una embarcación… ¿Es una de esperanza? ¿Hemos pactado con la vida? ¿Estamos listos para hacer algo por las nuevas generaciones?
  • Nuestra ciudad es como una barca… ¿Miramos sus tormentas?
  • Lo es también nuestro país… ¿Hacia dónde va?
  • América Latina y el mundo experimentan grandes vientos…
  • ¿Qué pesa afuera? ¿Hacia dónde van nuestras barcas?
Oración:

Señor, tú que estás con nosotros en estas barcas; Que a veces pareces ajeno a nuestros sustos y tumultos; Oye nuestros gritos desesperados. ¿Sabes cómo nos sentimos? ¡Cómo puedas estar tan tranquilo! Las olas de miedo se levantan sobre nosotros. Ven, y sálvanos. Levántate y enfrenta esta tormenta con y por nosotros. Tu voz calme nuestros terrores. Tu voz aquiete las aguas. Tu voz traiga la bonanza que tanto buscamos en otras voces. En tu nombre… Amén.

Bosquejo de un sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de San Antonio de Los Altos, domingo 16/10/16.

Sobre el autor:
Richard Serrano es pastor, teólogo y músico venezolano. Fue rector del Seminario Teológico Bautista de Venezuela. Actualmente, es pastor de la Primera Iglesia Bautista de San Antonio de Los Altos. Es director de educación teológica de la Unión Bautista Latinoamericana (UBLA). Realiza estudios doctorales en SETECA. Con su familia, vive en San Antonio de Los Altos, cerca de Caracas, Venezuela.




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