Después del coloquio de Sao Paulo. Misión Integral: caminos y perspectivas en el siglo XXI | Por Harold Segura - El Blog de Bernabé

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martes, 14 de marzo de 2017

Después del coloquio de Sao Paulo. Misión Integral: caminos y perspectivas en el siglo XXI | Por Harold Segura

Imagen: Pixabay
El pasado viernes 10 de marzo terminó en Sao Paulo, Brasil, el coloquio Misión Integral: caminos y perspectivas en el siglo XXI, convocado por World Vision y patrocinado por varias organizaciones cristianas de servicio social. Participaron 50 líderes evangélicos entre pastores, profesores y profesoras de teología, directivos de organizaciones cristianas y otros líderes de las iglesias interesados en pensar y orar acerca de los nuevos caminos de la Misión Integral (MI). Los tres días transcurrieron entre presentaciones breves (no hubo ponencias magistrales), mesas de diálogo, testimonios de vida, celebraciones litúrgicas y mucha camaradería.

Las presentaciones principales estuvieron a cargo de: Ariovaldo Ramos, C. René Padilla (Ecuador-Argentina), Valdir Steuernagel, Ed Rene Kivitz, Ruth Padilla DeBors (Argentina-Costa Rica), Carlos Bezerra Jr. (Diputado y presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Sao Paulo), Alexandre Brasil Carvalho, Ricardo Wesley, Ziel Machado, Regina Sanchez, Serguem Silva, Paulo Junior, Andre Rasta, Ronilso Pacheco, Felipe dos Anjos, Gedeon Freire y Harold Segura (Colombia-CostaRica).
Como moderadores de las mesas de diálogo participaron: Welinton Pereira, Luiz Felipe Xavier, Jonathan Meneses y Christian Gillis. Y, en las celebraciones litúrgicas, participó Carlinhos Veiga, reconocido cantautor brasileño. El profesor Jung Mo Sung, teólogo y educador católico, docente de la Universidad Metodista de Sao Paulo y una de las voces más respetadas de la teología latinoamericana, estuvo presente en el segundo día del encuentro. La presencia de las mujeres fue muy escasa (4 o 5), como también de las personas jóvenes y afrodescendientes.

Como bien se sabe, durante estos días Brasil vive la peor recesión económica que se haya visto en décadas (contracción del 3,6% en 2016). Además, por los hechos políticos sucedidos el año anterior,  se vive un clima de tensiones políticas. En las iglesias, como en el resto de la sociedad, hay diferentes interpretaciones acerca del proceso de impeachment de la Presidenta Dilma Rousseff. Existen no solo discrepancias políticas, sino también teológicas: no opinan de la misma manera acerca de cuál debía (y debe) ser el papel político de las iglesias; ni qué significa hoy, en este ambiente, el proyecto político del Reino de Dios; ni qué forma debe adoptar el papel profético de las iglesias, como tampoco cuáles deben ser las formas cristianas de confrontar el pecado estructural. Las opiniones van y vienen y crean confrontaciones entre algunos de los líderes eclesiales. Aunque estos temas no se incluyeron en el programa oficial del coloquio, estaban ahí como trasfondo sobrentendido del encuentro.
Los principales temas del programa tocaban el balance histórico de la MI, las proyecciones para los próximos años, el análisis de la coyuntura social (en particular de la violencia que afecta a las personas más jóvenes y a las mujeres), los métodos teológicos y hermenéuticos de la MI y, en la sesión del día final, algunos de los grandes desafíos de la MI en el día de hoy: política, Derechos Humanos, ministerio urbano, negritudes (racismo), juventudes y otros asuntos críticos. El objetivo del coloquio era: “dialogar sobre los diferentes rostros que ha asumido la MI en el Brasil y en América Latina y cuáles son sus desafíos para avanzar en el proceso de reflexión y práctica de la Misión”.
Estuve muy atento escuchando cada una de las presentaciones. Procuré registrar en mis notas personales las inquietudes que se expresaban en los paneles y en las preguntas de los participantes. Además, días antes de llegar a Brasil, dedique tiempo para pensar en el tema central del evento y hacer una breve presentación en la primera noche. Fruto de estas observaciones personales —nada más que personales y sin pretensión de objetividad—, presento a continuación algunos de los “caminos y perspectivas” para el movimiento de la Misión Integral (MMI) en los próximos años (estoy de acuerdo con quienes piensan que, en lugar de hablar de Teología de la Misión Integral TMI, debemos hablar del Movimiento de la Misión Integral MMI).

El camino del diálogo teológico: el MMI necesita entrar en un diálogo más amplio con las nuevas expresiones teológicas de Brasil y América Latina, para ampliar sus horizontes temáticos y contextualizar sus planteamientos misiológicos. Después de cuarenta y cinco años de historia se hace necesario recorrer este camino para esquivar el riesgo de que el movimiento quede atrapado en el discurso teológico de las décadas anteriores. Este reto apela a la necesidad de que el MMI (y en particular la Fraternidad Teológica LatinoamericanaFTL, como su frente teológico) se atreva a hacer teología yendo más allá de sus “padres fundadores”. Se trata de avanzar en teología, para usar la expresión del escritor y teólogo español Juan Luis Lorda.[1]

Este camino no se recorre solo por medio del quehacer académico, aunque tampoco se debe prescindir de él, sino acudiendo al diálogo con los nuevos sujetos teológicos: personas jóvenes, indígenas, afrodescendientes, con discapacidad y otras. También afrontando el desafío que le presentan a la Misión las nuevas temáticas éticas que se debaten en la sociedad: aborto, diversidad sexual, inseminación artificial,  educación sexual pública, género y muchas más. Pienso que el repetido discurso de que la tarea evangelizadora debe complementarse con la acción social sigue vigente, ¡cómo no!, pero no puede seguir siendo el único y exclusivo referente por el cual se distinga el MMI en estos años venideros.

La cooperación interconfesional e interreligiosa: hoy, el compromiso social y la tarea profética a favor de las personas más vulnerables no se consigue operando desde un solo frente religioso; se requiere de la cooperación entre las diferentes confesiones cristianas y con las redes interreligiosas.

La MI se ha caracterizado por su compromiso social y sus luchas a favor de la eliminación de la pobreza extrema y la defensa de la dignidad de la persona humana, pero, por lo general, ha sido parca para trabajar junto con las comunidades de fe que no pertenecen al gran círculo evangélico. Hoy, a las comunidades religiosas se les presenta una nueva oportunidad de trabajo alrededor de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)[2]aprobados por los gobiernos del mundo en septiembre de 2015. Muchas iglesias, denominaciones eclesiales y organizaciones basadas en la fe (OBF) se están uniendo alrededor de esta agenda (Agenda 2030)[3]. Esta y otras iniciativas ofrecen al MMI nuevos caminos para actualizar su estrategia de transformación social y, de paso, rejuvenecer su propuesta teológica de cambio social.

La dimensión política de la Misión: al MMI siempre le ha interesado esta dimensión; muestra de ello son los cientos de profesionales cristianos, hombres y mujeres, que han participado en movimientos políticos, han asumido importantes cargos públicos y se han involucrado en el trabajo social a favor de las personas más necesitadas. Pero, con el paso de los años, un gran número de iglesias identificadas con la MI comprimieron su compromiso social a la creación de proyectos comunitarios de asistencia social (micropráctica social) y no le concedieron igual importancia a su papel en los procesos políticos de mayor alcance (macropráctica política) como, por ejemplo, los de incidencia pública y otros asociados a la defensa de grandes causas sociales. Este fenómeno se observa en muchas iglesias y también en algunas ONG, seminarios e institutos de formación ministerial identificados con la MI.

El colectivo evangélico en América Latina ha crecido numéricamente, hoy es una fuerza política indudable (el caso brasileño, entre otros, es prueba de ello) y su significación podría mostrarse no solo sumando votos en las contiendas electorales de los partidos y movimientos políticos más conservadores, sino incidiendo en la agenda de políticas públicas y sirviendo como influencia positiva a favor de la justicia y el bienestar. Los proyectos comunitarios y la asistencia social siguen siendo necesarios, pero no deberían ser la única estrategia de cambio social.

La identidad evangélica: ¿qué es lo que identifica a la MI? En diálogo con algunos de los participantes del coloquio, incluida una amena conversación con el Dr. René Padilla, coincidíamos en que esa identidad se encuentra en su ser evangélico. El MMI es un movimiento evangélico, pero no a la manera de los llamados “evangelicales” conservadores (conservative evangelicals) sino de los que Juan Stam reseña como evangélicos radicales,[4] comprometidos con la lucha por la justicia, la paz y la igualdad, que sin reducir sus compromisos a esta acción social, procuren también la proclamación de los grandes fundamentos teológicos evangélicos: la gracia de Dios y Su Palabra. La normatividad de las Escrituras, el anuncio de las buenas nuevas de salvación por medio de la gracia de Dios (Hechos 20:24) y la proclamación del Reino de Dios (Mateo 9:35), son los pilares sobre los que se asienta la identidad de la MI. A propósito de la centralidad de las Escrituras, en el coloquio se asignó una franja del programa a la hermenéutica bíblica y al método teológico de la MI.

Pues bien, si lo anterior es cierto, entonces uno de los grandes desafíos del MMI es contextualizar el significado de esas afirmaciones evangélicas para esta generación de nuevos líderes evangélicos (y sobre todo de jóvenes) que no tienen la misma conciencia teológica que tuvieron los “padres fundadores”. La pregunta de Samuel Escobar en 1982 vuelve a tener plena vigencia: ¿Qué significa ser evangélico hoy?[5]

Hasta aquí mis “caminos y perspectivas”. Y ahora, ¿qué sigue? En cuanto al coloquio de Sao Paulo, los organizadores han anunciado una reunión de seguimiento con un grupo más pequeño de personas para evaluar el evento, revisar las conclusiones y definir algunas líneas de acción para los próximos años. Su objetivo será fortalecer el peregrinaje y práctica de la MI en las comunidades, las iglesias y entre los jóvenes. Por su parte, World Vision-Brasil se ha comprometido a: facilitar espacios de interacción entre las organizaciones y personas que trabajan en las comunidades con la perspectiva de la MI; fortalecer la formación y la participación de jóvenes líderes en la MI, y junto con otras organizaciones, actuar como  promotores y animadores de los contenidos de la MI en Brasil y ayudar a que esos recursos y contenidos estén disponibles para todas las personas comprometidas con la MI.

Y una observación antes de terminar: desde hace algunos años vengo observando que la MI pasa por uno de sus mejores momentos en el Brasil. No me atrevo a hacer este mismo comentario para otros países. En estos, la MI sigue vigente, pero sin el excepcional entusiasmo brasileño; y este coloquio es una prueba de ello. Mientras que en otros países la MI tiene más pasado que presente, en Brasil, en mi opinión, goza de un futuro más robusto que su pasado. Dejo a otros que indaguen sobre esta aseveración personal y que, si la comprueban, busquen las lecciones, expliquen sus posibles razones y disciernan su significado.  ¡Que alguien nos ayude a entender a qué se debe este barulho[6]




[1] LORDA, JUAN LUIS, Avanzar en teología. Presupuestos y horizontes del trabajo teológico, Libros Palabra, 27, Palabra, Madrid, 1999.
[2] Organización de Naciones Unidad, Objetivos de desarrollo sostenible: http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/
[4] Juan Stam, Neo-evangélicos y evangélicos radicales, Leer más: http://protestantedigital.com/magacin/40150/Neoevangelicos_y_evangelicos_radicales
[5] Samuel Escobar, ¿Qué significa ser evangélico hoy?, Revista Misión, Vol. 1, #1, 1982, pp. 14-19.
[6] En portugués, “barulho” es la expresión que usan algunas versiones de la Biblia para traducir Hechos 2:2:  “De repente, veio do céu um barulho que parecia o de um vento soprando muito forte e esse barulho encheu toda a casa onde estavam sentados”. (Nova Traduҫão na Linguagem de Hoje 2000)



Sobre el autor:
El pastor y teólogo Harold Segura es colombiano, radicado en Costa Rica. Director de Relaciones Eclesiásticas de World Vision International y autor de varios libros. Anteriormente fue Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Colombia.




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