La memoria como concepto teológico | Una lectura social a Lumen Fidei | Por Juan Pablo Espinoza - El Blog de Bernabé

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sábado, 12 de octubre de 2013

La memoria como concepto teológico | Una lectura social a Lumen Fidei | Por Juan Pablo Espinoza


1. Introducción

El escrito tiene que ver con rescatar el concepto de la memoria desde una comprensión teológico-religiosa cristiana, fundamentalmente en los del Papa Francisco en su primera encíclica “Lumen Fidei”. Comprender, vivir y construir desde la memoria, entendiéndola como fundamento de una determinada práctica, en este caso eclesial/comunitaria, nos interpela a una nueva forma de vivir y ser Iglesia.

2. Significado de "memoria"

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define “memoria”, del latín memoría, como la “facultad psíquica por medio de la cual se retiene y se recuerda el pasado”. Junto a este concepto, aparece la anamnesis el cual significa “traer al presente los recuerdos del pasado, recuperar la información registrada en épocas pasadas”. Esta podríamos decir es el significado secular/lingüístico del concepto memoria.

Junto a ello, aparece el significado teológico del concepto memoria. Manuel Gesteira, teólogo español en su obra “La Eucaristía, memorial del sacrificio de Cristo” (2006), sostiene que “la memoria es más que el mero recuerdo que el pasado. En cuanto memoria humana, es principalmente el ámbito de la presencia personal que, desbordando el marco espacio-temporal, es reflejo en el tiempo de la eternidad divina” (pág. 439). Que sea reflejo de la presencia personal, quiere expresar que la memoria posibilita las relaciones sociales, haciendo que se supere el yo individual y que éste vaya en busca del verdadero sentido comunitario.

3. La "memoria" en Lumen Fidei

Sin duda, la figura de Francisco, primer pontífice latinoamericano y primer jesuita en lograr el más alto cargo en la jerarquía eclesiástica, ha provocado una renovación ad intra y ad extra en la Iglesia. Su figura representa una vuelta a las fuentes, a la Iglesia que Jesús pensó, una comunidad alternativa al sistema por sus valores, por su pobreza, por la celebración sencilla y por un lenguaje más cercano.

La primera encíclica de Francisco, escrita en parte con Benedicto, aborda el tema de la fe y por ello se ha llamado “Lumen Fidei”, la luz de la fe. En ella, el concepto de memoria es abordado en 25 ocasiones, transformándose así en uno de los temas centrales del desarrollo del documento. Realizaremos una exégesis abordando la forma en la que Francisco comprende la memoria.

3.1 La memoria y su relación con la fe y la creencia

Dice LF 4 “la fe, que recibimos de Dios como don sobrenatural, se presenta como luz en el sendero, que orienta nuestro caminar en el tiempo. Por una parte, procede del pasado; es la luz de una memoria fundante, la memoria de la vida de Jesús, donde su amor se ha manifestado totalmente fiable, capaz de vencer a la muerte”. Francisco en este primer parágrafo establece dos principios articuladores de la memoria: que es fundante, por ende se ubica en el pasado y por otro lado que es proyectiva, es decir, desde la vida de Jesús el futuro se comprende como pleno porque vence a la muerte.

Continúa Francisco, esta vez en LF 5: “la gran alegría de creer (invita) a reavivar la percepción de la amplitud de horizontes que la fe nos desvela, para confesarla en su unidad e integridad, fieles a la memoria del Señor, sostenidos por su presencia y por la acción del Espíritu Santo” Este segundo parágrafo se asume desde una orientación trinitaria: la fe viene como don del Padre – la fe en el Hijo representa la memoria única e íntegra – la memoria es alimentada y sostenida por el Espíritu.

3.2 La memoria como teología de la historia

La fe bíblica constantemente presenta modelos fe la fe (ver Hb 11). Uno de ellos es Abraham, padre de la fe de las tres religiones monoteístas más grandes, el judaísmo, el cristianismo y el islam. Francisco también presenta a este modelo/paradigma de la fe y la confianza en Dios. En LF 9 sostiene:

Es verdad que, en cuanto respuesta a una Palabra que le precede, la fe de Abrahán, será siempre un acto de memoria. Sin embargo esta memoria no se queda en el pasado, sino que, siendo memoria de una promesa, es capaz de abrir al futuro, de iluminar los pasos a lo largo del camino. De este modo, la fe, en cuanto memoria del futuro, memoria futuri, está estrechamente ligada con la esperanza

Es interesante este parágrafo. El concepto memoria aparece cinco veces en un solo número. Decíamos anteriormente que la memoria está relacionada con una teología de la historia o con una teología de los procesos históricos. La revelación del Dios de Israel que es el Padre de Jesucristo acontece por etapas en lo que se llama la revelación progresiva. Dios va revelándose por etapas, dialogando con “personajes específicos de un pueblo determinado. Y esta teología de la historia responde a un futuro esperanzador. No es la historia circular fatalista, sino que es lineal y profundamente esperanzadora. Esta memoria es la que se conserva y se celebra.

Francisco continúa exponiendo la relación de la memoria con la teología de la historia o con la historia de la salvación. Esta vez, en LF 12 se lee:

La confesión de fe de Israel se formula como narración de los beneficios de Dios, de su intervención para liberar y guiar a su pueblo, narración que el pueblo transmite de generación en generación. Para Israel, la luz de Dios brilla a través de la memoria de las obras realizadas por el Señor, conmemoradas y confesadas en el culto, transmitidas de padres a hijos

Este parágrafo viene a decir lo mismo que hemos comentado más arriba: la memoria, que es la unidad de la fe en los beneficios de Dios, es decir, en su actuación histórica que es narrada por el pueblo de generación a generación, es celebrada por el pueblo. Junto con ello, aparece la mayor característica del Dios bíblico: es liberador y guía de su pueblo. Es el Dios que sacó de Egipto al pueblo oprimido y que promete librarlo una vez más, esta vez en un éxodo pleno, al final de la historia, en el éxodo escatológico.

3.3 La memoria como vínculo comunitario que busca la verdad y la justicia desde la vivencia de la fe

Este apartado tiene una mayor extensión porque es el corazón de nuestro desarrollo: la lectura social a Lumen Fidei, entendiendo ‘social’ como vínculos comunitarios, y la memoria como aglutinadora de dicha relación. Comienza Francisco en LF 25: “la pregunta por la verdad es una cuestión de memoria, de memoria profunda, pues se dirige a algo que nos procede y, de este modo, puede conseguir unirnos más allá de nuestro ‘yo’ pequeño y limitado. Es la pregunta sobre el origen de todo, a cuya luz se puede ver la meta y, con eso, también el sentido del camino común” En este apartado, la memoria responde a una búsqueda de la verdad que se debe indagar en el pasado para hacer del presente una situación social mejor de manera de proyectar el futuro para ‘el sentido del camino común’.

La fe cristiana tiene la característica de superar el individualismo y apostar por la unidad, por la communio, la Iglesia. La Iglesia es la concreción histórica de esa fe que se une entre los miembros del Pueblo de Dios. En esto, sostiene Francisco: “la persona vive siempre en relación. Proviene de otros, pertenece a otros, su vida se ensancha en el encuentro con otros (…) el lenguaje mismo, las palabras con que interpretamos nuestra vida, nos llega a través de otros, guardado en la memoria viva de otros. El conocimiento de uno mismo, sólo es posible cuando participamos en una memoria más grande” (LF 38).

El hombre, comprendido como persona, es decir, ser en relación, tiene un doble nacimiento. El primero es la matriz social y el segundo en la Iglesia, en la cual se hace partícipe del Pueblo de Dios por medio del bautismo. En ambos casos se vive la memoria, tanto la que ha llegado al sujeto individual como también la que nos ha llegado por otros.

En relación a la memoria eclesial, sostiene LF 38: “El pasado de la fe, aquel acto de amor de Jesús, que ha hecho germinar en el mundo una vida nueva, nos llega en la memoria de otros, de testigos, conservado vivo en aquel sujeto único de memoria que es la Iglesia”. Lo que acá se evidencia es que el nacimiento en la matriz eclesial responde a la conservación de la memoria, la cual es el recuerdo de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre que anuncia a los hombres y mujeres los tiempos nuevos, el Evangelio y el Reino.

3.4 La memoria como celebración sacramental

Francisco sostiene que los sacramentos son los medios particulares que la Iglesia tiene para transmitir la fe, la memoria de Jesucristo que se celebra litúrgicamente. Dice LF 40: “En ellos (en los sacramentos) se comunica una memoria encarnada, ligada a los tiempos y lugares de la vida, asociada a todos los sentidos; implican a la persona como miembro de un sujeto vivo, de un tejido de relaciones comunitarias” y más adelante, en LF 46 agrega: “en la celebración de los sacramentos, la Iglesia transmite su memoria, en particular mediante la profesión de fe” Los sacramentos contienen la experiencia de un Dios que se ha hecho hombre y que con la Encarnación ha permitido que lo material nos hable de Dios. Sacramento es signo sensible que comunica la gracia invisible y es además encuentro entre Dios y hombre (relaciones comunitarias que se aglutinan en la profesión de la misma fe).

Entre los sacramentos, hay uno que destaca por sobre los demás: la Eucaristía. Francisco en LF sostiene “la Eucaristía es un acto de memoria, actualización del misterio, en el cual el pasado como acontecimiento de muerte y resurrección, muestra su capacidad de abrir al futuro, de anticipar la plenitud final” (LF 44). Mons. Pedro Casaldáliga, Obispo de Brasil dijo que la Eucaristía es fraterna y sub-versiva, y esto desde la concepción política de la Teología, se hace la actualización de la memoria passionis y de la memoria resurrectionis. Ambas actualizan el ya del Reino y abren un camino futuro en el cual ese mismo Reino estará en plenitud.

Referencias:

- Gesteira, M. (2006). La Eucaristía, memorial del sacrificio de Cristo. Salamanca: Sígueme.
- Francisco. (2013). Lumen Fidei. Santiago de Chile: Ed. Universidad Católica – CECH



Sobre el autor:
Juan Pablo Espinosa Arce, laico católico chileno.  Es Profesor en formación de Religión y Filosofía por la Universidad Católica del Maule.  Pastoralmente trabaja en la formación de jóvenes y adultos en comunidades católicas de Rancagua, VI Región - CHILE


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