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jueves, 24 de febrero de 2011

In situ, offside: la participación y el protagonismo juvenil | Por Ariel Corpus

Texto ganador del Concurso "Ensayo sobre Participación Juvenil", organizado por Educación y Ciudadanía A.C.  Leido en el Foro: "Todas las juventudes, las y los sin derecho", el 19 de febrero de 2011, en la Facultad de Psicología de la UASLP (San Luis Potosí, México).

1 DE FEBRERO DEL 2011. Un grupo de estudiantes universitarios tomaron una de las arterias principales de la ciudad; su objetivo, mostrar su inconformidad por las anunciadas alzas a la tarifa del sistema de transporte urbano en la capital potosina. Inmediatamente la prensa cubrió la nota, muchas de ellas mostrando el desacuerdo existente en esta parte de la ciudadanía, aunque también, no faltaron aquellas que los describieron como bándalos. Días después, la protesta contra el alza tarifaria tomó otros matices, ahora culturales, ya que una facción del grupo parlamentario del PRD organizó un «mitin cultural» frente a Palacio de Gobierno, reuniendo a creadores y cantautores potosinos que mediante su música entonaron su total desacuerdo contra el alza a la tarifa urbana. En ambos espacios, la mayor participación ciudadana fue principalmente de sujetos cuyas características se circunscriben a determinado rango etario, genéricamente llamados jóvenes. El protagonismo y la participación juvenil es un tema que ha llamado la atención a los nombrados juvenólogos. Incluso, cuantitativamente, se han redactado más trabajos sobre las expresiones juveniles que circulan fuera de las vías o espacios socializadores de conductas y prácticas deseables para ellos. Los jóvenes se vuelven sujetos estigmatizados, rebeldes e impugnadores contra el sistema que trata de absorberlos. Son, bajo esta mirada, individuos que transgreden las normas ya que en ellas no hay espacio para ellos, y buscan otros modos de visualizar su inconformidad, en la cual la creatividad es la principal arma. En este ensayo, describiré, subjetivamente, la participación y el protagonismo juvenil mediante dos posiciones: in situ, como ese espacio determinado por un territorio geográfico; y offside, como aquel espacio de los flujos, aquellos «no lugares».

In situ: la calle, el territorio

En las calles, los jóvenes expresan mediante la creatividad performativa su malestar social. Las consignas, el arte y la música son sólo algunas propuestas novedosas con las cuales buscan tener voz dentro de una sociedad que los concibe en la medida de lo que llegarán a ser, es decir: adultos; pero no en la medida de lo que son ahora: jóvenes. Los espacios urbanos permiten localizar la incidencia juvenil, tanto política como cultural. La protesta política, como la conocemos comúnmente, ha dejado de ser la principal expresión contestataria, ya que ahora hay otras formas novedosas que han sido tomadas del proceso globalizador. En el «mitin cultural» desarrollado en San Luis Potosí, el rock, la trova y el reggae, fueron los géneros usados en los cuales, más allá del género acústico, los contenidos clamaban en contra de la injusticia social que actualmente se vive, y en el poco futuro que los jóvenes tienen en tal contexto. No está demás decir que frente a ello, la participación juvenil ha tomado otros tintes, dejando las acciones que comúnmente los estigmatizaba. Por ejemplo, en las calles de Tijuana, el Colectivo Intransigente incide mediante la poesía en los camiones y plazas públicas, donde, sin fines de lucro los autores regalan su voz para dar un giro a la realidad fronteriza enmarcada por la violencia, la marginación y la mala política federal. Esto no es ajeno, ya que con los recientes datos sobre los jóvenes ninis (que ni estudian, ni trabajan) se reveló un problema de fondo que no se ha podido resolver. La atención de demandas sobre este sector poblacional no se han cumplido, lo que agrava, daña y lastima la condición juvenil. Detrás de este dato, subyacen las miradas «adultocentricas» que perciben a los jóvenes como individuos sin expectativas, pensando que no llegaran a ser adultos maduros, ni responsables, y que no servirán para la reproducción social. Efectivamente como señaló Pierre Bourdieu, la juventud es un concepto, es decir, un dato manipulable y manipulado con el cual se generan imágenes sobre los jóvenes emanados de la cultura dominante y parental, en muchos casos. Al ser un dato que se moldea a las expectativas de otros, la juventud deja de valer por sí misma y se convierte en un horizonte de expectación, como lo señalé líneas más arriba, de aquello que idealmente puedan llegar a ser, y no por lo que son actualmente. Indudablemente la mirada sobre la participación y el protagonismo juvenil pasa bajo este filtro. Se espera de ellos que sean emprendedores, soñadores, capaces, revolucionarios, en síntesis, que propicien cambios significativos dentro de una mirada que prefigura de antemano su futuro, pero que olvida el presente y su contexto de vulnerabilidad social. Esta idea esperada no siempre es la que se amolda a los propios jóvenes, ni tampoco la que los hace sujetos anómicos. En este canal también van las políticas sobre la juventud, que se montan bajo los rieles de la participación ciudadana mediante ciertos servicios “adecuados” para ellos; como objetos de protección, pero no como sujetos de derecho, en otras palabras, como individuos incapaces de pensar sobre su propio andar, que se atienen a políticas emanadas desde lugares insituados, que no siempre van de la mano con las propias realidades de aquello que categóricamente se ha singularizado en juventud, pero que es una realidad heterogénea, plural, diversa y diferente por su propia construcción social. En este abanico de posibilidades juveniles –las juventudes–, los jóvenes participan y son protagonistas desde sus propias áreas, no desde las de los adultos. En el graffiti, la poesía, la música o el performance colectivo, estos sujetos participan a su modo. Se les puede localizar en las esquinas, en la vecindad, en el barrio, en las aulas escolares, en las iglesias y en las plazas públicas. Aunque también en el desempleo, la frustración y la incertidumbre.

Offside: el espacio de flujos

No obstante, estos espacios localizados geográficamente no son los únicos donde emergen las expresiones juveniles, también transitan en lo que Manuel Castells ha llamado el espacio de los flujos: aquellos lugares insituados y producidos por el propio proceso globalizador. Fuera de los contornos comunes donde se organizaban las protestas, las redes sociales se han vuelto un espacio articulador de participación y protagonismo; desde la incidencia política, como bien puede ser la organización de una marcha, hasta la inconformidad social, mediante comentarios, post e imágenes de sátira social y política. En estos son territorios deslocalizados no ha distinción entre lo público y lo privado. Parafraseando la analogía fexiana de las temporalidades juveniles, hay que comprender el desarrollo que ha tenido, por ejemplo, la protesta juvenil, en el tránsito de la calle (un lugar con delimitaciones geográficas) hacia el espacio de los flujos (como esos «no lugares» de tránsito corpóreo, pero sí de creatividad para un performance discursivo). Aquí no hay escenografía de fondo, no hay urbanidad, sino es un flujo constante de íconos que cobran significados para los propios usuarios, principalmente jóvenes. Incluso para aquellos mal llamados apolíticos pero que en su propia posición de negación toman ya una postura de inconformidad al rechazar cualquier proyecto partidario del que no se sienten parte. En este flujo constante, en un post o en un twit, se encuentran las nuevas formas de participación y protagonismo juvenil deslocalizado. Aunque siguen saliendo a las calles, los nuevos sujetos emergen a través de la red conectada globalmente. Caso suigéneris, el egipcio, donde la protesta tecnológica llevó al gobierno a desarrollar un ataque frontal contra tal ejercicio, ya que la realidad de los jóvenes sobrepaso en mucho las capacidades comunicativas del gobierno. En San Luis Potosí también sucedió esto; si contra el alza de tarifas los jóvenes se alinearon y decidieron tomar una calle, como un espacio geográficamente ubicado, para mostrar su inconformidad; en el espacio de los flujos el «mitin cultural» se difundió. Los propios portales generan la capacidad de comunicación en tiempo real, pese a la distancia. La propaganda se digitalizó, de modo que no fue necesario pegar carteles clandestinamente en las paredes y bardas públicas, pues el propio ciberespacio da la posibilidad para su difusión. Este ejercicio también se separa de los medios oficiales al convertirse en un canal ampliamente usado por los jóvenes en el que se expresa la diversidad, ya que los tópicos son invariables, pues en la red se puede ver tanto canciones del grupo musical Rebelde, como aquellos himnos contestatarios de Manu Chao; tanto los comentarios que resaltan la individualidad de muchos jóvenes, como aquellos que muestran su preocupación social. Aquí, en el espacio de los flujos es donde se desarrolla la contrapartida juvenil frente a los grandes monopolios comunicativos –principalmente la televisión–; es donde se rompen los márgenes de la cultura dominante y dominada por el «adultocentrismo», aquella lógica en la cual el punto de referencia central de plenitud, madurez y responsabilidad es la vida adulta: estable y virtuosa que se guía bajo un ethos determinado de reproducción social. En cambio, no hay márgenes, sino un dialogo intergeneracional, donde se muestran claramente los atisbos de los diferentes mundos de vida, como los nombró Alfred Shutz.

Apuntes finales

Para terminar, hay que traer a colación tres elementos que son parte del nuevo protagonismo y la participación juvenil. En primer lugar, ésta siempre será heterogénea, ya que la propia juventud en singular no existe como tal. Lo que vemos en los territorios y en los «no lugares», son modelos, patrones y comportamientos diferentes, e incluso contradictorios. El abanico de posibilidades nos muestra un mundo juvenil en expansión que, en lugar de homogeneizarse, se diversifica. En segundo lugar, al diseminarse se forjan nuevos espacios de expresión. En la calle, por ejemplo, las protestas no se limitan a la toma y cierre de caminos, también se protagoniza en el arte, la poesía, el canto y el performance. Dado esto, se encuentran nuevos lugares donde podemos ver las expresiones de los jóvenes. Finalmente, hay que comprender que existe una interlocalización, donde no sólo hay un cambio de espacios (de la calle a los flujos) sino una constante retroalimentación en cada uno de ellos, ya que los mismos sujetos que los usan no se encuentran determinados por epifenómenos estructurantes, pues actúan dentro de su marco de posibilidades y se interrelacionan en ellos negociando tiempo e identidad; tienen, bajo una mirada weberiana: agencia.

Coda…

Dentro de la participación y el protagonismo juvenil no se puede pasar por alto el dialogo generacional. Si de lo que se trata es de hacer un puente entre formas, normas, valores y patrones culturales para un dialogo fructífero entre “los jóvenes” y “los viejos”, este puente debe empezar por reconocer y aceptar las diferentes lógicas de participación y protagonismo entre las instancias reguladoras dominadas por los adultos (el Estado, las iglesias, las escuelas, los grupos domésticos) y los jóvenes. De este modo, si estas instancias y/o instituciones normalizadores se transformasen en un foro donde se pueda habilitar una comunidad intergeneracional y en donde cada voz por más contradictoria, variopinta o joven que sea, pueda encontrar en ellos, en su objetivación física, un espacio de comunicación, es decir de habla-escucha, y donde más que preservar la ortodoxia se dedicasen a ejercitar su rememoración imaginativa, es decir donde la cadena de memoria pueda ser trastocada, pero, al mismo tiempo, recreada y nutrida, negociando valores y convergiendo en intereses generacionales, entonces estas transformaciones serán ampliamente benéficas para la sociedad.

Sobre el autor:

Ariel Corpus es mexicano, Licenciado en Ciencias Históricas; Maestro en Antropología Social por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Sureste (Chiapas, México). Sus líneas de interés se circunscriben a los estudios históricos y antropológicos del protestantismo, sociología de la religión, el vínculo jóvenes-religión, la emergencia de las juventudes indígenas, y la relación entre teología y ciencias sociales.  
Sitio web de Ariel: De Historia, Antropología y Ciencias Sociales 

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